La pandemia sanitaria por el Covid-19 visibilizó la violencia que viven muchas mujeres en sus hogares, pues el confinamiento obligado elevó las cifras de agresiones contra ellas y sus hijos por parte de sus parejas, motivo por el cual el único refugio en Hidalgo para dar atención especializada registró un sobrecupo, pero lejos de ser este el problema, el principal reto ha sido operar sin recursos.
El refugio de Hidalgo fue formado por un grupo de mujeres en el 2004 y en 2005 se constituyó legalmente, actualmente, el lugar alberga una población de 34 personas, es decir 12 mujeres que juntas tienen a diez niños y doce niñas, pero el espacio cuenta con nueve habitaciones por lo que algunas de ellas, principalmente aquellas sin hijos, deben compartir con otra su estadía de tres meses.
Ana Wolf Pérez, directora del refugio, explicó que desde el año pasado han alcanzado las mayores cifras de violencia, lo que ha elevado también la cifra de quienes buscan acceder por un resguardo temporal.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la cifra de delitos por violencia familiar creció de 5 mil 619 registrados en 2019, a 5 mil 870 en 2021; mientras que, en lo que va de este año, ya suman 2 mil 218.
Un lugar que opera con recursos precarios
La mayor parte del dinero al que accede el refugio para operar es por concurso anual mediante la federación y a través de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), para ello, deben exponer un proyecto sobre la operación y atención que brindan a las mujeres y con base en ello, el Gobierno Federal determina la cantidad a entregar.
Anteriormente la convocatoria, la presentación de proyectos y la entrega de recursos se llevaba a cabo a través del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol) pero con su desaparición en enero de este año, los lineamientos pasaron a la Conavim, no obstante, esta transición ha implicado un retraso por lo que a nivel nacional los refugios llevan medio año operando sin fondos.
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Ana Wolf explicó que en años anteriores la convocatoria se emitía a principios de enero y se tenía hasta el 25 del mismo mes para presentar su proyecto, en febrero se daba respuesta a su petición, para marzo firmaban el convenio y en abril ya estaban recibiendo los apoyos.
En esta ocasión tuvieron que llegar a mediados del año para que la Conavim comenzara con la dispersión de los recursos, pero no ha sido de manera general, “ya se firmaron algunos convenios con refugios y ya están dando la primera ministración” mencionó la directora.
La Red Nacional de Refugios dio a conocer que al corte del 13 de junio más del 80 por ciento de los refugios no habían recibido el recurso por parte de la Conavim y los que lo tienen lo han recibido incompleto, incluso algunos todavía no firman los convenios por procesos administrativos burocráticos.
La directora del espacio en Hidalgo explicó que aunado al retraso desconocen cuanto será la cantidad que recibirán para este año pues, aunque en enero les comentaron que los fondos no serían para cubrir los 12 meses sino diez, apenas en mayo pasado les informaron que habría un recorte y solo estarían cubriéndose las necesidades de nueve meses con diez días.
“Es una situación inestable, injusta, porque los refugios no paran, no han dado una razón por las cuales se dio este recorte, no dicen porque no se dan anuales” cuestionó Ana Wolf.
Aunado a ello, el presupuesto es muy específico en las necesidades que cubre, por ejemplo, el salario de personal, alimentos sanos, medicamentos, fórmulas lácteas, artículos para bebes y blancos, mientras que situaciones como el mantenimiento de los muebles, de los electrodomésticos y electrónica, pintura para el inmueble o verificación de automóviles, maquillaje, o dulces para los niños están descartados.
A pesar de estar en esta situación, no han detenido las actividades e inclusive mantienen el sobrecupo de sus instalaciones “pero no se puede negar la atención porque en ocasiones ya peligra la vida de las mujeres” manifestó la directora.
El ingreso al refugio implica un protocolo de atención
El refugio para las mujeres que sufren violencia cuenta con un protocolo de atención gratuita especializada con una duración de tres meses, tiempo en el que se les brindan diferentes servicios en áreas psicológica, social, jurídica, salud, económica y educativa, tanto para ellas como para sus hijos e hijas.
Deben cumplirse cuatro etapas de atención: el ingreso, la permanencia, el egreso y el seguimiento; “durante este tiempo se les da acompañamiento para desnaturalizar la violencia, cómo se restituyen los derechos y esta identidad como mujer de los estereotipos de que la mujer debe ser mamá, que tiene que obedecer al marido y aguantar todo” explicó la directora.
- Área psicológica: Se trabaja con las madres y sus hijos para recuperar el vínculo familiar, en su autoestima, en la situación de los menores pues muchos de ellos llegan con un alto rezago educativo, no controlan esfínteres o tienen problemas para socializar. Dos veces a la semana toman terapia familiar y una vez a la semana grupal.
- Área social: Se encarga de los documentos personales, el enlace con las escuelas para que los infantes no pierdan un ciclo académico, también se apoya para generar un plan de vida al egresar, establecer quienes serán sus redes de apoyo o a donde quiere regresar.
- Área jurídica: Brindan un acompañamiento para interponer la denuncia contra su agresor y dan seguimiento al proceso.
- Área económica y educativa: Con una condición en la que más del 90 por ciento de las mujeres que llegan nunca han trabajado, es necesario impartir talleres para capacitarlas por lo que en conjunto con el Instituto de Capacitación para el Trabajo de Hidalgo (Icathi) reciben cursos semanales de computación, bisutería, reparación de electrodomésticos, zumba, corte y confección.
El objetivo en esta etapa es que puedan identificar sus habilidades porque al venir de una situación de violencia tienen la autoestima lastimada y creen que no saben hacer nada.
- Área de salud: Algunas veces llegan lastimadas y es urgente darles la atención o canalizarlas a un nosocomio, pero también deben realizar un análisis general de su estado de salud y el de sus hijos, reciben atención psiquiátrica pues pueden llegar con trastorno de estrés postraumático, ansiedad o depresión.
“Muchas no se han hecho el Papanicolau, una detección de enfermedades de transmisión sexual, mastografía, colposcopía, todos estos estudios son por protocolo y en muchos casos sí se han encontrado casos como un Virus del Papiloma avanzado que ya requiere de un tratamiento” indicó Ana Wolf.
Perseguidas no solo por la violencia física
El principal tipo de violencia por el que ingresan las mujeres a este espacio es por violencia física, pero también se da la económica, patrimonial, psicológica y la sexual.
Actualmente han ingresado mujeres desde los 14 a los 16 años que entran tuteladas por el DIF, pero en condición de embarazo o con hijos y que estaban viviendo con una pareja, mayores a ellas.
Además, han atendido situaciones de riesgo muy fuertes para ellas debido a que tienen nexos con el crimen organizado o su violentador es personal de seguridad pública, en estos casos, por medio de la Red Nacional de Refugios se hace una canalización para trasladarla a otra entidad, siempre con la voluntad de la mujer.
Una vez que egresan se les da un seguimiento de seis meses, comunicándose con ellas recurrentemente para conocer su evolución.
De ellas el 80 por ciento se va con alguna red de apoyo, es decir alguna amistad o conocidos, el 20 por ciento regresa con algún familiar, aunque el objetivo es lograr que sean mujeres independientes.
De los egresos, el 40 por ciento de ellas regresa con su violentador sin embargo, “ya no regresan igual porque al darles la información y esta restitución de sus derechos, les cambia la perspectiva y ya no van a depender” explicó.
En estos casos, el circulo vicioso de la violencia no logra ser superado por lo que el agresor puede convencerlas “cuesta salir porque la autoestima está dañada, y el hombre nuevamente las empieza a envolver o utilizan a los hijos para retenerlas y las mujeres con el miedo y desconocimiento, regresan” indicó.
Las casas de transición son la siguiente etapa una vez culminada su estadía de tres meses en el refugio, en estas pueden permanecer en tanto logran independizarse, no pagan renta ni servicios, pero se les da la oportunidad de trabajar, ahorrar un dinero y establecerse en un espacio propio para lograr la estabilidad financiera.
No obstante, en Hidalgo no existen, pero reconoció que sí son necesarias para cumplir con todo el proceso de transición de las mujeres.
Legisladores locales pretenden recuperar dinero para refugios
El diputado local Luis Ángel Tenorio Cruz indicó en entrevista que junto con las diputadas federales y colectivas feministas acordaron establecer mesas de trabajo para buscar recuperar el presupuesto que tenían los refugios para el presupuesto federal 2023.
Debido a que estos sitios no son de dominio público no se especifica una cantidad anual para ello, pero las cantidades que direccionan están etiquetadas en los rubros para el combate a la violencia contra las mujeres.
“Se buscará construir para el 2023 un presupuesto más paritario y con los aumentos que hubo en los diferentes rubros de la federación” expuso el legislador.
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