Durante la noche del Jueves Santo, los miembros de la adoración nocturna de Tlaxcoapan celebraron una de las tradiciones más arraigadas entre la población, se trata de la denominada “bajada del ángel”, una tradición que tiene más de 100 años y que es única en la región Tula-Tepeji.
Según contó el señor Lucio García Serrano, su familia se ha encargado de organizar “La baja del ángel” desde hace más de 100 años, pues sus abuelos realizaban la actividad desde antes que naciera su padre, quien nación en 1906, por lo que, la organización de la actividad comenzó con don Martín García.
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Lo que se hace es que, se da la lectura del pasaje bíblico en donde se relata la ocasión en la que Jesús subió a rezar al Monte de los Olivos, previo a su crucifixión, en donde se relata que el nazareno pidió a su padre evitar pasar por el sufrimiento, por lo que, bajó un ángel para darle fortaleza y que pudiera proseguir con lo que se avecinaba.
Y es justo en el momento en que se relata que aparece el ángel frente a Jesús, que desde la torre de la iglesia de San Pedro Apostol, se baja a un niño vestido de ángel y amarrado a un lazo. Este niño, de unos siete años de edad, baja y consuela a Jesús, en este caso, a la imagen de Jesús Sacramentado, y vuelve a subir a la torre.
Esta es una tradición muy arraigada entre los tlaxcoapanses, y es única en la región, pues es el único poblado donde se hace esa bajada del ángel, representado por un niño de verdad. El evento es tan apreciado por la comunidad católica que, muchas personas llevan a sus hijos e hijas vestidos como angelitos.
Posterior al paraje del Monte del Olivo, la imagen de Jesús Sacramentado es paseada alrededor de la iglesia, en una tarima de madera, en la que suben a los niños y niñas vestidos de angelitos, la cual es sostenida en los hombros de alrededor de 30 personas, los cuales tienen que sostener más de 800 kilogramos.
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Jesús Sacramentado
Cabe mencionar que, la imagen que se tiene en Tlaxcoapan es una de las más queridas en la región, pues es la única que tiene movimiento. Durante la celebración de Semana Santa, sacan al santo a pasear y lo hacen representar las tres caídas, para lo cual cuenta con un mecanismo que permite simular estas caídas.
La imagen de Jesús Sacramentado data del siglo XVII y se le conoce como Ecce Homo. Dicha imagen es poco común dentro de la religión, pues en la espalda tiene huesos humanos.
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