Garlito
Durante la primera etapa de este espacio periodístico, dábamos al final de la columna, alguna recomendación radiofónica, con el propósito que el lector, conociera de emisiones, programas, de estaciones de radio tanto a nivel nacional, como en el estado, cuyos contenidos, desde los destinados al público infantil hasta personas de la tercera edad, noticiarios, producciones especializadas y música, el objetivo es y será promover el medio de comunicación que se mantiene vivo y es deber de los radioescuchas defender tanto a la radio pública como la privada y cultural educativa, cuando valga la pena; ahí promovimos históricas emisiones prácticamente de todo el antiguamente llamado, cuadrante radiofónico y descubrimos una gran producción de todo tipo, pero que nos indica que la radio es un medio absolutamente vivo.
Aguja
Los antiguos aparatos radiofónicos, tenían decíamos un cuadrante, generalmente una ventanita protegida por un cristal, donde dos agujas, movidas por un botón o manija, que girándola a todo lo que daba, iba marcando numeritos, que señalaban las frecuencias, es decir el espacio radioeléctrico por donde digamos Radio Variedades, pasaba la música de moda, o la XEW todas las mañanas nos levantaba con la hora de Cri-Cri y qué decir de los noticiarios por radio, mucho más ceremoniosos, estrictamente bien redactados y de donde nacieron grandes comunicadores, que migrarían a la televisión; la radio era para los hogares mexicanos sí un medio de comunicación, pero sobre todo una compañía cercana al oyente que teniendo de fondo música o un programa de análisis y sin tomar demasiada atención, es la radio para los mexicanos, una tradición y costumbre, que se niega a fenecer, pese a la nueva y devastadora estrategia de las redes socio digitales; en millones de hogares en México se escucha la radio, aunque nadie la oiga, para los quehaceres domésticos inevitable y para tapar ese silencio que a veces dice más.
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Que el pueblo contara con una estación de radio, lo colocaba en los años 60´s, como ya una ciudad pujante y moderna, cuando en Pachuca solo existían dos estaciones comerciales y en torno a ellas, todos los pachuqueños de una u otra forma, nos divertíamos, entreteníamos e informábamos, era un medio vigente y vital, si por la tarde caía una tormenta, el locutor de turno comentaba la situación y el servicio social era inmediato, alguien solicitaba sangre y la radio cumplía su cometido; el público confiaba en su estación de radio, en su programa favorito, en el noticiario, al pasar los años, este medio comenzó perder su personalidad y el monopolio de la música comercial, acaparó sus barras programáticas y de pronto todas tocaban la misma música, perdiendo su esencia; todos sabíamos que La Pantera era rock grueso, Radio Mil juvenil y comercial, la W para adultos, Radio Educación y UNAM, para escuchar música y programas culturales, 620 las viejas bandas, y la Tropicana, salsa; recorrer todo el cuadrante era un viaje musical de entretenimiento infantil.
Pública
El poder de la radio, otorgado por su público, por su fidelidad y por su cercanía, comenzó a formar monopolios y agrupados formaron una nueva industria de la radio en México, el control de la información, el manejo de esta, la tendencia política, sobre todo, el afán de vender más la radio comercial, ahogó a la cultural, publica y educativa; de ahí que surgen proyectos gubernamentales de formar redes radiofónicas y colocarlas en lugares estratégicos, altamente marginados, en la dispersión más grave y en concreto, en la indefensión total; la radio pública gubernamental, permitió que varios municipios del estado de Hidalgo, se sintieran algo importantes, ya tenían una estación de radio, donde mandar mensajes, oír la música de sus mismas comunidades, tener información gubernamental y diversión; Radio Hidalgo, fue poco a poco, levantando una serie de estaciones, cuya importancia era vital, personal que ama la radiodifusión y cuyo servicio a la comunidad era fundamental; bueno eran tan importantes que todos los candidatos de primer nivel, al ver las condiciones de aquellas estaciones de radio hoy desaparecidas, hacían la clásica promesa:…y mejoraremos las instalaciones de la estación de radio… que nunca cumplían.
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La ya comentada tragedia que sufrió la Radio Pública de Hidalgo, donde un descuido que huele a perversidad y estrategia de acaparar radios pirata en varias regiones, para malversar mensajes o entorpecer los mensajes gubernamentales, es tan siniestra y perversa como lo fue en general la administración gubernamental, que como se dijo al principio de esta, se robaron todo, hasta la señal de radio; se espera que se desentrañe con exactitud los intereses oscuros de matar la radio de Hidalgo y se aplique nuevas sanciones en un era donde, los atentados a los comunicadores son comunes y callar medios es treta para confundir y enmarañar más los macabros intereses del innombrable; la gran pregunta es, la perdimos definitivamente y arreglos y componendas, solo es consuelo de tontos.