¿Qué podemos hacer?

La pregunta que más me han hecho desde hace dos semanas, desde la aprobación en diputados de la reforma al Poder Judicial es ¿qué podemos hacer?

Lo he estado pensando, particularmente mientras veía el último grito de AMLO, con un zócalo lleno de gente que en sus corazones sienten tanta gratitud y cariño por él mientras leía cómo quedó la reforma en el Diario Oficial de la Federación.

Como es un clásico de los Congresos la redacción quedó bastante chafa y en unos casos ambigua lo que significa más problemas para el futuro; pero particularmente me preocupa la limitación que se le dió al juicio de amparo para que no tenga efectos generales, es decir para toda la población y que implica que ante violaciones a derechos humanos muy evidentes en la ley o que realicen las autoridades, las personas tendrán o que promover un amparo para poder detener este hecho o cabildear para buscar modificar lo que está afectando a muchísimas personas.

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Esto es un golpe muy duro para el movimiento de derechos sexuales y reproductivos que hemos usado está figura para lograr avances frente a Congresos y Poderes Ejecutivos antiderechos o muy tibios como para reconocer nuestros derechos.

¿Qué podemos hacer?

El miedo y la furia son emociones que sí sabemos transitarlas nos pueden servir como catalizadores para organizar estrategias para la defensa de aquello que queremos y necesitamos proteger.

Para la sociedad civil, particularmente aquellas que realizan trabajo de base toca informarse para identificar los efectos que tendrá en los temas que trabajamos; a las nacionales les corresponde facilitar estos procesos de información y construcción colectiva de estrategias.

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El monitoreo de las elecciones judiciales va a ser relevante, tomando en cuenta que estarán limitados para hacer campañas y conocer sus propuestas. Necesitamos que la gente sepa identificar cuales son las cualidades que necesitamos en un juzgador, como que sepan que es la perspectiva de género, enfoque de derechos humanos e interseccionalidad. Luego tocará hacer monitoreo y brigadas informativas sobre la labor que los juzgadores estarán haciendo para poder actuar ante violaciones de derechos humanos o del debido proceso.

Y tendremos que ir siendo creatives, no hay un solo camino para lograr revertir los efectos pero las personas que hemos tenido que luchar porque se nos reconozca como tales tenemos una resiliencia y fortaleza impresionante para sortear las adversidades. Acompañarnos,  monitorear y no guardar silencio serán las claves para saber si está reforma estará funcionando o no. Y aunque mi pesimismo me indica que será un rotundo fracasó, si espero equivocarme porque fallarle a las millones de personas que estuvieron atentas a la tele, al radio o estuvieron en el Zócalo expresando su confianza a AMLO, a Morena y a Claudia, no es una opción.