Seguro te has preguntado porque ya no me alcanza comprar los mismos productos o servicios con la misma cantidad de dinero que hace algunos años. Esto se debe a la inflación, por lo cual te explicamos qué es la inflación y cómo te afecta.
¿Qué es la inflación?
De acuerdo al Banco de México, la inflación es un fenómeno que se observa en la economía de un país y está relacionado con el aumento desordenado de los precios de la mayor parte de los bienes y servicios que se comercian en sus mercados, por un periodo de tiempo prolongado.
Cuando hay inflación en una economía, es muy difícil distribuir nuestros ingresos, planear un viaje, pagar nuestras deudas o invertir en algo rentable, ya que los precios, que eran una referencia para asignar nuestro dinero de la mejor manera posible, están distorsionados.
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Tipos de inflación
En función de la magnitud o el porcentaje de aumento, podemos encontrar diferentes tipos de inflación:
Hiperinflación
Se produce cuando el aumento de los precios es mayor al 1.000% anual. La hiperinflación trae consigo enormes crisis económicas a los países, ya que el dinero pierde prácticamente todo su valor, incluso llegando a estar por debajo del precio del papel en el que está impreso. Un ejemplo es el caso de la Alemania de entreguerras, cuando el marco se depreció una barbaridad y los precios cambiaban cada día… ¡y hasta por horas!
Inflación galopante
Suele venir provocada por grandes cambios económicos en un país y se produce cuando se alcanzan niveles de inflación de 2 o 3 dígitos en un plazo, normalmente, de un año. Esto trae consigo que un producto pueda llegar a duplicar o triplicar su precio en ese periodo de tiempo.
Inflación alta
Es una subida de precios que superan el 3-4% pero no llegan al 10% anual. Si es un fenómeno temporal, como ha sucedido a principios de 2021 por el efecto comparativo con la durísima primera mitad de 2020, no es un problema importante, pero si persiste en el tiempo la erosión que produce en los ahorros también es muy fuerte.
Inflación moderada
Aquí la subida de precios se queda entre el 2% y el 4%, que está por encima de lo que los economistas consideran ideal para el crecimiento económico, pero no demasiado. Se considera que en estos niveles los bancos centrales tienen suficientes armas para actuar y llevar este nivel de inflación a una zona de control.
Inflación controlada
Es una inflación moderada de subida de precios que ronda el 2% anual, es decir, una subida de los precios suave que se mantiene relativamente estable. Tradicionalmente, los bancos centrales de EEUU y Europa han sostenido que una inflación estable alrededor del 2% o ligeramente por debajo supone el mejor panorama para un crecimiento económico saludable e intentan actuar con su política monetaria y de tipos de interés para mantener los precios en torno a esa cifra.
Deflación
La deflación es la inflación negativa, es decir, un descenso generalizado y prolongado de los precios de bienes y servicios. Por norma general va asociada a las recesiones, tal como sucedió durante la Gran Depresión. Actualmente Japón es el más claro ejemplo de país en deflación. Esto hace que se contraiga el consumo y que el crecimiento económico vía medidores como el PIB sea débil. El motivo: ante una esperada bajada continuada de los precios, los japoneses posponen en ocasiones sus decisiones de comprar.
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¿Cómo afecta a los bolsillos?
Uno de los problemas más evidentes derivados de la inflación es la pérdida de poder adquisitivo a la que se enfrentan los ciudadanos, ya que si los precios aumentan y los sueldos se mantienen estables, podrán acceder a menos bienes y servicios.
Lo mismo ocurre con los ahorros que se tengan en el banco, que pierden valor a medida que aumenta la inflación. Como consecuencia, cuando la inflación crece, el consumo disminuye, ya que los ciudadanos deben medir mejor sus adquisiciones, lo que puede afectar gravemente a la economía.
Además, puede darse el caso de que los préstamos hipotecarios se encarezcan. Para combatir la inflación, los Bancos Centrales de las distintas economías pueden decidir subir los tipos de interés que se aplican a este tipo de productos financieros, lo que haría que los consumidores que tengan una hipoteca de tipo variable (es decir, aquella que está sujeta a un índice de referencia, como el euríbor) vean cómo aumenta la cuota mensual que tienen que pagar. O lo que es lo mismo: el coste de su crédito.
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