El Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning (CASEL) define el aprendizaje socioemocional (SEL) como aquel que “mejora la capacidad para integrar habilidades, actitudes y comportamientos que tratan de manera efectiva y ética las tareas y desafíos cotidianos”. El marco SEL de CASEL abarca cinco competencias principales: autoconocimiento, autogestión, conciencia social, habilidades de relación y toma de decisiones responsable.
Las habilidades socioemocionales brindan a las personas la perspectiva y flexibilidad necesarias para funcionar a un alto nivel, incluso cuando se enfrentan a la incertidumbre, el cambio, la presión, el estrés y otros desafíos laborales y personales. Esto resulta crítico, ya que el cambio y la incertidumbre van a ser cada vez más generalizados para la generación del 2030. Las tendencias indican que la generación del 2030 cambiará de empleo con más frecuencia que cualquier generación anterior, ya que, en casi todas las industrias, los cambios tecnológicos y de otro tipo están acortando la vida útil de los conjuntos de habilidades con las que cuentan sus empleados.
En general, las habilidades sociales como la persuasión, la inteligencia emocional, el trabajo colaborativo y la capacidad de desarrollar el potencial humano, tendrán mayor demanda en todas las industrias, que las habilidades técnicas limitadas, como la programación o la operación y control de equipos. En esencia, las habilidades técnicas deberán complementarse con fuertes habilidades sociales y de colaboración. Estos criterios de contratación basados en la competencia social son muy familiares para las grandes compañías de tecnología, donde la contratación basada en la capacidad de colaborar de manera eficiente y empática que genere confianza, ha sido durante mucho tiempo parte tanto del espíritu de reclutamiento como de los criterios para la superación dentro del mercado laboral.
Apoyar a los estudiantes y a todos los individuos a desarrollar mayores habilidades socioemocionales no solo les ayudará en su vida profesional, sino que también les facilitará tener vidas personales más plenas y saludables. La investigación ha encontrado que las habilidades socioemocionales de alto nivel desarrolladas durante la infancia se correlacionan con una serie de resultados beneficiosos a largo plazo para la salud y el bienestar en la edad adulta, incluyendo menores tasas de obesidad, abuso de sustancias y actividad criminal, y una mayor satisfacción en sus relaciones y más contribuciones positivas a la sociedad.
Aprender a conocer de manera profunda nuestras emociones nos ayudará a potenciar nuestras fortalezas y a trabajar en los puntos débiles lo que redundará en una mayor autoconfianza, gestionarlas, implica reconocer nuestros impulsos biológicos y aprender a regularlos de manera racional, comprender que podemos modificarlos apoyándonos en la reflexión y meditación; enriquecer nuestra empatía y conciencia social, nos permitirá una mejor relación con el otro y con la comunidad, nos conduce a trabajar en objetivos comunes, a persuadir y contagiar a los demás en la búsqueda del bien común.
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