Rebeliones Hugo martínez blanco y negro

Pueblos indígenas

Decía el Dr. Miguel León Portilla que las lenguas indígenas son una ventana para ver al universo de distinta manera, y cuando muere una, se pierde la oportunidad de cambiar al mundo, ante su féretro se encontraba un numeroso grupo de académicos, de intelectuales y promotores culturales, creo que fue la última ocasión que se reunieron con tal interés en favor de un promotor de las lenguas indígenas, esas lenguas que luchan por su existencia, diezmados por su propio país donde la narrativa de orgullo por la raza de bronce se presume de dientes para afuera, y se discrimina al menor encuentro sobre la calle del que porta huaraches, huipil, trenzas o bordado étnico.

En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas la realidad es cruda, obscena, y xenófoba, pues la invasión de empresas españolas, canadienses, sigue presente, saqueando los recursos naturales en nuestro territorio, a costa de los tres ordenes de gobierno, al influyentismo y a la corrupción de funcionarios públicos, lo que corrobora el desinterés por los pueblos originarios y la narrativa mezquina de cada proceso electoral.

No podemos celebrar nada, las condiciones de vida y el rezago social es un cáncer que nunca se ha ido, los homicidios de líderes comunales se ha disparado la ultima década, la desaparición y desplazamiento de familias tienen un registro desde los años 70 y de esto la Ciudad de México ha sido testigo, acorrucando entre sus calles, vecindades o jardines a indígenas de todas las edades.

Irónicamente en próximos días se pretende inaugurar una “Maqueta” de pirámides prehispánicas para conmemorar los quinientos años de la resistencia indígena, la llamada caída de Tenochtitlan frente a las tropas de Hernán Cortés, quinientos años de fábulas, que fungen en el más sentido estricto del adoctrinamiento de las generaciones para volver al camino de un sentimiento de “Falso Orgullo”.

Es entonces que podemos definir, que sí algo le hace falta a este país es la atención y respeto a los pueblos indígenas, quienes coexisten en una sociedad hostil, que hace mueca al escuchar una conversación en lengua materna, somos cómplices, pero también podemos ser quienes hacen la diferencia de cambiar estas realidades.


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