2025 viene cargado de incertidumbre para la economía mexicana por lo que conviene tomar decisiones con prudencia.
El año que acaba va a ser recordado por los cambios institucionales que se hicieron en el país, no es exageración cuando se dice que a partir del 2025 viviremos en un México muy distinto que en el que vivimos los últimos 30 años. Entre mediados de los 90 hasta hace unos meses México buscaba tener instituciones que nos dieran una mejor democracia y una economía más libre, ya no más. Los cambios en las reglas del juego muy probablemente nos estarán regresando a ese México de un solo partido, a una economía cada vez menos libre y más estatizada y a un mayor capitalismo de cuates, ese capitalismo malo en el que los empresarios que realmente progresan no son los que proveen mejores bienes y servicios a la sociedad sino aquellos que tienen más cercanía con el poder político.
El primer elemento de incertidumbre será la aplicación de la reforma al poder judicial, hasta ahora, se han cumplido las advertencias de los expertos, la pre selección estuvo mal hecha y cargada de sesgos políticos, las personas que vayan a votar no van a ir a votar por los mejores candidatos para el puesto sino por los más cercanos al poder. La elección pinta para ser un fracaso, no sólo será difícil llenar las boletas sino que además, dado que no hay presupuesto suficiente para el INE, habrá menos lugares para votar por lo que se espera poca gente votando. Entonces, no se escogieron a los más capaces y además serán escogidos por unos pocos. El resultado será un poder judicial más débil y al servicio del poder político, eso quitará certeza jurídica lo que hará más difícil que alguien decida invertir en México.
Otro elemento de incertidumbre son los ingresos y los gastos de gobierno. La economía mexicana se encuentra en desaceleración, el año que entra se espera un menor crecimiento que este que termina, esto tiene un efecto negativo sobre los ingresos del gobierno, a menor crecimiento económico, menores ingresos. El problema es que el gasto de gobierno está aumentando a una gran velocidad. En los primeros 11 meses del 2024 los ingresos presupuestarios del gobierno crecieron 2.2% mientras que el gasto aumentó 6.3%. Los ingresos no cubren ni la mitad del gasto. Aún así el gobierno quiere hacer cosas que podrían hacer mejor los privados, como tener trenes, aviones, hoteles y, parece que pronto, construir casas.
El gobierno gasta como si no hubiera mañana, esto sin cobrar más impuestos y con un crecimiento económico pequeño. De seguir los déficits altos y recurrentes y el poco crecimiento, en algún momento se podría perder el grado de inversión, esto es un problema no menor, al perder el grado de inversión financiarse es más caro, el gobierno tendría que usar más dinero público para el pago de intereses pero tendría menos dinero para todo lo demás, como no le va a alcanzar, tendrá que recurrir a más deuda cara, creando un círculo viciosos, más intereses, menos dinero, más deuda. Esto ya lo vivimos antes, no es que no se pueda, podemos y además somos buenos causándonos nuestras propias desgracias. La incertidumbre de deteriorar el marco macroeconómico inhibe la inversión y ralentiza más la economía.
El tercer punto de incertidumbre es la llegada de Donald Trump a la presidencia de los EEUU, provoca incertidumbre por dos aspectos, uno es el comercial, Trump tiene una mala idea sobre comercio internacional y eso podría pegarle a nuestras exportaciones. Pero además hay otro aspecto que es igual de preocupante y ese es su política anti inmigrante. Durante los últimos años la economía estadounidense ha estado sólida y eso ha dado mucho empleo a los migrantes mexicanos, eso se ha traducido en niveles record de remesas que son enviadas a México. Una vez las remesas aquí sirven para invertir y para consumir, si llegan menos remesas dadas las políticas anti inmigrantes, la inversión pero sobre todo el consumo serán menores.
Los seres humanos no somos muy buenos lidiando con la incertidumbre, normalmente cuando hay incertidumbre tomamos malas decisiones, es por eso que en 2025 tendríamos que andar con prudencia, como no tenemos una bola de cristal, más vale. De lo que sí tenemos casi certeza es que el 2025 no se pondrá mejor.
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