Presidenta

Escribí esta columna al término del discurso con el cual Claudia Sheinbaum inicia su gobierno.

Tengo pensamientos y sentimientos encontrados. No puedo negar que es un mensaje poderoso el hecho de que una mujer hoy sea presidenta y que los tres Poderes de la Unión sean dirigidos por mujeres.

Los símbolos y las representaciones importan: fue acompañada por una comitiva de mujeres legisladoras y la escoltaron mujeres del Heroico Colegio Militar. Pidió que se le nombre como Presidenta y también que se reconozca que en otras profesiones y oficios somos mujeres las que los realizamos.

Se ha comprometido públicamente a respetar los derechos humanos, particularmente con la igualdad y no discriminación, con la libertad de expresión y la no represión. Tiene como objetivo aumentar el salario mínimo, fortalecer el IMSS Bienestar y preservar y mejorar todos los programas sociales que fueron la insignia y el motivo de tanto amor y lealtad de la sociedad a AMLO.

Hidalgo estuvo en su discurso, al menos con el tema de la construcción de un tren de pasajeros de Pachuca a Ciudad de México, del cual no me queda claro si implica realmente un beneficio o más complicaciones para este traslado.

Pero como lo he mencionado en múltiples ocasiones, ser mujer no es garantía de que su agenda sea completamente progresista, de derechos humanos y con perspectiva de género. Hubo una serie de señalamientos como el tema de la reforma judicial, el fin de la guerra contra el narco o la integración de la Guardia Nacional a la SEDENA que me hicieron pensar en eso, que ella tiene compromisos que cumplir que no necesariamente implicarán algo positivo.

Siempre espero equivocarme en mis reflexiones porque no me parece justo que como sociedad la clase política, las autoridades fallen y vivamos los impactos de sus decisiones.

También dijo que con ella llegamos  todas, pero no es así. Las víctimas de feminicidio, las desaparecidas no llegan hoy con ella, ni con ninguna.

Eso no implica que no podamos reconocer que simbólicamente ayer presenciamos un momento histórico y trascendente, producto de la lucha de miles de mujeres y otras personas, en distintas trincheras, que durante décadas han exigido que seamos reconocidas como personas, como ciudadanas.

Claudia Sheinbaum ya ha dejado su marca en la historia, ojalá que su actuación esté al nivel que este país merece y necesita.