Después de la entrega de su reconocimiento, Jaime Arista, en exclusiva para La Jornada Hidalgo, el investigador independiente de 32 años compartió su trayectoria y pasión por la música indígena de México, un campo en el que se especializó desde hace más de una década.
Su dedicación se centra en rescatar y dar vida a tradiciones sonoras en peligro de extinción, colaborando estrechamente con comunidades indígenas de diversas regiones del país.
“Pues la verdad me siento muy feliz, el reconocimiento en verdad yo se lo se lo daría a los pueblos indígenas con los cuales he colaborado y los cuales me han hecho parte de para para revivir, que es mi principal motivo, revivir sus tradiciones musicales”, expresó.
Su interés por la música de raíz prehispánica comenzó en 2012, cuando asistió a un concierto que lo impactó profundamente. Desde entonces, se dedica de manera autodidacta a investigar, estudiar y trabajar con instrumentos tradicionales como flautas de barro, raspadores de hueso, chirimías y caranas huastecas.
Su objetivo principal es traer al presente la riqueza de las tradiciones musicales del pasado, demostrando que estas pueden integrarse en géneros modernos y así evitar que queden aisladas o desaparezcan.
Jaime desarrollado proyectos destacados como “Huehueoctlii”, un grupo musical que fusiona música tradicional con estilos contemporáneos, y un museo itinerante que exhibe instrumentos indígenas. Este museo incluso ha sido expuesto en Polonia, mostrando al mundo la riqueza cultural de México.
Actualmente, está trabajando en la grabación de su segundo disco y en iniciativas para revivir tradiciones como la música apache y los cantos de procesión de Semana Santa, una tradición extinta en la región hñahñu de Hidalgo hace 40 años.
“En vez de imponer, en vez de llegar a algún sitio y decir, esto lo tienes que tocar porque esto es de tus ancestros y eso, es más importante la labor de involucrarlos, hacerlos sentir parte de, y eso es algo que me traje de esa reunión que tuve con la comunidad Apache y que a partir de ahora en adelante voy a hacer”, enfatizó.
A lo largo de su carrera, ha trabajado con instituciones como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Ballet Folclórico Nacional, y ha colaborado con comunidades como los seris, kikapús y apaches.
Estas experiencias fueron clave para documentar y preservar instrumentos únicos, muchos de ellos en peligro de extinción, como los tenávaris, cascabeles hechos de capullos de mariposa que son utilizados en la danza del venado. Enfatizó la importancia de involucrar a las comunidades indígenas en este proceso, en lugar de imponerles proyectos externos.
Este enfoque, según él, fomenta el orgullo por sus tradiciones y fortalece la transmisión de conocimientos a las nuevas generaciones. Entre sus planes a futuro, se encuentra la habilitación de un espacio para impartir clases de música y talleres infantiles, así como continuar con la revitalización de tradiciones sonoras en peligro.
Su labor no solo busca rescatar la música indígena, sino también sensibilizar a la sociedad sobre la riqueza cultural que estas tradiciones representan. Al concluir la entrevista, hizo un llamado a valorar y respetar las raíces sonoras de México, destacando que son una parte esencial del patrimonio cultural del país.
“Me gustaría que las personas que que asisten a mis a mis clases, a mis conciertos se sintieran orgullosos, es una palabra de determinante, se sintieran orgullosos del gran pasado sonoro que tenemos en el periodo prehispánico y todavía las grandes tradiciones musicales que tenemos alrededor del país y principalmente nuestro estado”, concluyó.
Su trabajo es un recordatorio de que la música indígena no solo pertenece al pasado, sino que tiene un lugar legítimo en el presente y futuro de México.




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