Garlito
Dentro de la Historia moderna de la capital del estado, es el espacio público donde han sucedido los acontecimientos más importantes de los últimos cincuenta años, predio que en un principio, parecía muy grande, ahora realmente es pequeño ante la dinámica social y el vertiginoso devenir cotidiano de la ciudad, explanada donde todos los pachuqueños alguna vez, hemos sentido la liberación de un espacio abierto y el peso de la mirada de su habitante eterno, desde su plataforma sigue nuestros pasos hasta desaparecer, su estatua de las más impresionantes y bellas del escenario citadino, Pachuca es juarista y hoy más que nunca se percibe.
Principal
Tan pachuqueña que ya nadie le da la importancia que tiene, tan de todos los días que la indiferencia y cierto desprecio de sus vecinos es palpable, hoy como nunca atentada, crisol de reunión de muchas ansiedades y protestas eternas, pero el centro neurálgico de la conciencia, lugar para visibilizar no lo invisible, sino lo que no se quiere ver, indiscutible espacio de triunfos políticos, nuevo escenario de propuestas progresistas, viejo recuerdo de mítines entreguistas, de protestas exigentes de un magisterio combativo, plantones de campesinos sin tierras y antorchas erróneas, gritos y consignas de estudiantes rebeldes, sitio donde el fervor patriótico y la nobleza de las navidades, alegra su rededor, propiedad absoluta del pueblo de nadie y de todos Plaza Juárez.
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De ser caballerizas a patios de maniobras del ferrocarril, terreno para circos venidos de lejanas tierras, obligado lugar donde colocar algún motivo navideño para disfrute de las familias pachuqueñas, la Plaza Juárez de Pachuca principal lugar público de la capital festeja de distintas maneras fechas importantes, la navidad es una de ellas que conforme han pasado los años, esta festividad tiene mayor auge y la colocación del árbol de navidad en el centro, no solo es un espectáculo en sí, sino que convida a las familias e infantes de la ciudad, a disfrutar una de las fiestas más arraigadas de nuestro pueblo; ver el árbol de navidad, el nacimiento de grandes proporciones y la iluminación en los portales, hace que todos tengamos un regreso mental a nuestra infancia y juventud, la Plaza Juárez guarda miles de secretos pachuqueños.
Zócalo
Hubo un tiempo, en que a la par de un árbol navideño y un nacimiento de figuras de tamaño real, todas las tardes durante las posadas, se amenizaba una y otra vez con la repetición del disco ya de museo, La navidad con las ardillitas, de Lalo Guerrero, música infantil de navidad, antes de que los monopolios televisivos se adueñaran de la fiesta y lanzaran una serie de canciones pomposamente llamados villancicos y no lo son; el árbol de navidad de la Plaza Juárez es un mensaje de esperanza y unidad, de tratar de percibir que pese a nuestras diferencias nos une algo más fuerte y es también una invitación a sentir nuestra ciudad como nuestro hogar al que hay que respetar y cuidar, es un intento por volver a querer a nuestros espacios públicos y ocuparlos todo el año, es tiempo de reencontrarse con la raíz de un pueblo que intentaron extirpar sin éxito.
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El eterno habitante de la Plaza Juárez con dos edificios a sus costados y pese a los daños por consignas inaudibles mal escritas en su base, el nuevo rostro, iluminado, brillante con motivos indigenistas, el palacio de gobierno es ahora una institución afable, con luz, olvidando los grises tonos y la opacidad tenebrosa; para esta temporada navideña, disfrutemos del espacio público por excelencia de los pachuqueños la Plaza Juárez, con su árbol de navidad, su portal de Belén, pastores y borregos, alentando un ambiente propicio para conocer realmente qué es la Navidad; se comienza a vislumbrar un nuevo y mejor rostro, un ánimo generalizado positivo, de alguna manera todos hemos sido liberados, que sea esta navidad generadora del humanismo que falta nos hace.