Philip Selway y la evocación de Radiohead en Pachuca 

En estricto sentido periodístico, de lo que habría que ocuparse al día de hoy es del tercer disco como solista de Philip Selway, el baterista de Radiohead, quien a sus 55 años de edad ha editado el 24 de febrero Strange Dance, un álbum de atmósferas nebulosas y canciones reposadas en el que da cuenta de cómo unir elementos de la vida misma que actualmente le parecen irreconciliables.

Se trata de una producción muy cuidada y en la que Philip suma también su voz; Strange Dance (Bella Union, 2023) contiene cuando menos dos canciones memorables: “Check For Signs Of Life” (que tiene un halo como del Roger Waters en Pink Floyd) y “Picking Up Pieces”, en la que acelera el ritmo y se pone algo más especulativo.

Philip ha perdido completamente el cabello y ha contado que la pandemia le hizo sentir que el tiempo pasó mucho más rápido y que tiene una mayor edad de la que carga en realidad; es como si todos hubiéramos envejecido aceleradamente a causa del maldito virus.

Mucho me gustaría decirle que comparto esa misma sensación y acotar también que encuentro Strange Dance muy cercano a los discos solistas de Damon Albarn y Dave Rowntree, el baterista de Blur, que acaba de publicar el delicioso Radio Songs.

Este baterista nacido en Berkshire, Inglaterra, es muy poco mayor que yo, por lo que compartimos el pulso generacional; él es padre de familia y mi hija tiene 6 años, no habría problema para conversar acerca de la manera en alternar al rock con los compromisos filiales, algo que seguramente la noche del 30 de octubre de 1994 no teníamos en mente y perspectiva, cuando compartimos la cena en el bar El charco, de la Avenida Constituyentes en el Fraccionamiento Constitución (en la parte alta de un billar y propiedad de Carlos Herrera Carbajal).

Aquella noche les ofrecimos pozole y ensalada verde (un par de miembros eran vegetarianos); teníamos además un enorme vitrolero de clericot, pero ellos encontraron estupendas las cervezas Bohemia (como consta en alguna fotografía publicada en la revista Marvin). Al mencionar esto también hay que decir que no fueron a ningunos tacos, pues Ricardo Serafín, de la empresa La Iguana Internacional, se los llevó directo al hotel (una inexactitud popular).

Apenas venían de tocar en Trastorno, un maravilloso lugar de rock que era administrado por Benjamín Rodríguez y donde también vimos a Mano Negra; pasamos a recogerlos terminando el concierto de Ojo de Agua y venían en ruta de presentarse en La Diabla de la Ciudad de México. Aquella noche hubo un percance de salud por lo que hicimos una breve parada médica en aquel lugar del Estado de México.

La mañana del 30 de octubre, Radiohead se fueron a pasear a Teotihuacán y fueron los roadies quienes hicieron la prueba de sonido; el grupo se hospedó en el Hotel Excelencia Plaza de Víctor Kanan (muy cerca de la Central de Autobuses).

Foto: Eric Reyes-Lamothe

Ya he contado anteriormente que nos pidieron contratar bastante equipo, pese a que el Teatro de la Ciudad San Francisco tenía bastante iluminación. Por otro lado, siempre recordaré que el tour manager -un brasileño- me regresó el queso Chester que me pidió para el camerino porque en Trico me lo vendieron en rebanadas y no en cuadritos, como él me lo pedía.

Aprovecho también para subrayar que el núcleo organizativo de Radiohead en Pachuca consistió del artista plástico y diseñador Enrique Garnica, el músico de Eterno Grito, Mauricio “Petiso” Corona y este escribidor; a la hora de las cuentas y el banquete nocturno nos apoyaron incluso nuestras madres y Margarita Escorza -esposa de Garnica-, pero muchos amigos más se sumaron para el transporte, descuentos de hospedaje y lo que hizo falta.

Ante un evento tan insólito para Pachuca la gente pensó que se trataría de unos dobles, que pondríamos el concierto en una pantalla o cualquier otro desliz, pues dudaban que fueran los originales… eso fue lo que restó asistencia al concierto (y que algún mentecato falsificó boletos).

Al Teatro San Francisco le caben poco menos que mil personas y casi se llenó la parte de abajo, es decir, habría más de 500 personas, quizá rayando 600, así que contar que casi no asistió público es una total inexactitud.

Cierto es que nos faltó una mayor afluencia, pero para nada estuvo desangelado… incluso Radiohead tocaron dos veces “Creep” ante un repertorio ciertamente escaso y una asistencia enardecida. Al final del día, nos contaron que hasta ese momento era el mejor lugar en el que habían tocado en la gira, dada la acústica de un teatro en forma.

Ahora, en este 2023, me gustaría que Philip me contara en corto lo que piensa en verdad de The Smile, la banda de sus colegas Yorke y Greenwood, y si en realidad aún sigue teniendo fe en el quinteto de Oxford y que le aseguró un lugar en la historia de la música entre los siglos XX y XXI. Se especula que pronto habrán de reencontrarse.

Y sí, Radiohead tocó en Pachuca, no se trata de una leyenda urbana.

Por Juan Carlos Hidalgo