Hoy en día no podemos vivir sin teléfono. Sin duda la invención del teléfono revolucionó al mundo y es marcado como un hecho histórico que trajo consigo muchos cambios sociales, su evolución hasta llegar al celular o móvil es sorprendente.
Todo viene a colación porque esta semana una joven estudiante me decía: “Perdí mi celular y siento que no tengo vida”, después de casi romper en llanto apuntó: “perdí mis fotos, mis videos, no me puedo comunicar con mis amigos y tampoco me puedo conectar en zoom ni entrar al Classroom”.
Originalmente sirvió para hablar, pero ahora los teléfonos inteligentes son como una mini computadora que en muchos casos se utiliza prácticamente para todo menos para hablar, aunque suene paradójico.
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Pero la historia reciente de este aparato tiene que ver con el estilo de vida, actividades laborales, esparcimiento, estudio y mucho más, porque lo mismo tomamos una foto, un video, mandamos un mensaje o verificamos el clima y con la pandemia también el celular se convirtió en aula móvil.
Podemos ver como cada vez más personas tienen un celular, y que lo adquieren a una edad más temprana, es muy común ver a niños con estos dispositivos antes de que caminen o hablen (prestados de alguien, pero ya los saben manipular) y aunque los beneficios son muchos e incontables, también aparecen las desventajas.
Por ejemplo, en materia educativa, el uso del celular en el aula ha sido materia de debate en un sin número de foros de especialistas educativos, es preciso señalar que no estamos hablando del llamado “Mobile Learning” o aprendizaje a través del celular que aglutina una serie de metodologías para el aprendizaje mediante un dispositivo móvil, sino del celular como un apoyo en el proceso enseñanza-aprendizaje.
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Es un hecho que durante la contingencia por COVID 19 el uso del celular se incrementó exponencialmente, este dispositivo fue uno de los más populares para aprender desde casa y es tan común el uso del celular entre los jóvenes, que en clases presenciales se ha demostrado que el alumno puede presentar episodios de ansiedad por no tener el celular en la mano o a la vista.
Las ventajas de su usabilidad escolar son muchas como su fácil manejo, las desventajas también vienen en proporción como la distracción, lo cierto es que, el celular puede ser una herramienta de gran apoyo si se define el objetivo de aprendizaje, se delimita el tiempo de uso para la realización de determinada tarea y se establecen las reglas de uso, de lo contrario, podría convertirse en un elemento de diversión y distracción dentro de clase.
Y regresado al origen de esta reflexión, actualmente muchos estudiantes tienen acceso a un celular que les ayuda a afrontar no solo los retos de la escuela en casa, sino que se ha convertido en un mecanismo tecnológico de socialización, de información y mucho más, no es alejado pensar que al prescindir de él la sensación de vacío sea inmensa, pero es eso, una sensación que puede redefinirse.
Hay quienes sostienen que el uso de estos dispositivos, especialmente inteligentes, si bien facilita la vida, también propicia que la gente conviva menos, que cambie la comunicación y la convivencia en la dinámica familiar y que a veces vale la pena regresar a las bases. En fin, todo se reduce al rol que se desempeñe y al estilo de vida del usuario, pero de que el “cel” te resuelve media vida, es innegable.
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