PEDESTALES Y PILASTRAS 

Garlito 

Parte ya de la leyenda urbana y mitos pachuqueños, está aquel sobre peripecias y logros de un oscuro ser, que gusta del hurto de piezas de arte, para subastarlas con excéntricos ricos, igual para su propia colección, que además de estética su riqueza la integran el significado colectivo y valor histórico, como una mala pasada a todos, una broma donde autoridad y pueblo es burlada, por el desprecio a su historia y raquítico mobiliario artístico y cultural urbano; la sustracción, robo o quizá privatización, mutilación, desaparición de bustos y pilastras, pareciera una obra del personaje perverso creado por Marcel Allain y Pierre Souvestre, el primero y gótico Fantomas. 

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Foto: Carlos Sevilla

Guillotina  

La amenaza elegante, el Fantomas que conocemos como lo concibe Gonzalo Martre, misterioso, filosófico, justiciero, amo del disfraz y evasión, rodeado de gatos silenciosos y bellas asistentes, ese, es quien por las calles de Pachuca se deslizó cobijado por las sombras de la noche y poco alumbrado público, colocó sus ojos en algo que valiera la pena por diversas circunstancias o significara algo para la gente del pueblo, históricos, culturales, monumentos de antiguos héroes e ideas que sustentan las de hoy todavía, una broma tal vez, o un pensado robo no tanto por cómo o de qué está hecho, sino por lo que son o representan, una sustracción a la poca identidad pachuqueña. 

Foto: Carlos Sevilla

El escenario perfecto el Parque Hidalgo, primero fue el busto de Miguel Hidalgo, luego pilastra y busto de Doña Josefa Ortiz de Domínguez, los más antiguos, colocados desde épocas en que la capital estatal estaba ordenada por autoridades con conocimientos y arraigo, en pedestales con la antigua Águila Republicana que daban realce a los pequeños bustos de estos héroes, que servían incluso para que infantes tuvieran respeto por un pasado que había logrado forjar sus infancias; este astuto delincuente sustrajo igual el busto de Vicente Segura y de acuerdo a la importancia que se le da al caso por parte de autoridades municipales, culturales o turísticas, es un caso digno de la amenaza elegante, aquel que saqueó lo poco que quedaba de identidad en un lugar tan importante como el Parque Hidalgo; las pesquisas de sus persecutores indican que probable culpable fue Fantomas, el móvil más que el recicle de metal, su valor pachuqueño. 

Foto: Carlos Sevilla

Pervers

Esta acción de desmantelar un busto por pequeño que fuere, requiere de conocimiento y habilidad para poder desmontar, desempotrar, desoldar o cortar el busto de sus bases o plataformas donde estuvo colocado por años, lo que significa igual que fue pensado e ideado por algún tiempo y repitió la acción en tres ocasiones, de estos hechos ya hace tiempo, denunciados con oportunidad, a parte del delito y golpe asestado a la muy poca riqueza cultural urbana histórica de la triste ciudad que es la capital estatal, nadie ni policía, ni autoridades involucradas exigen o intentan indagar dónde, cómo, porqué, bueno ni el mínimo intento de resarcir el daño hecho, ¿seremos los pachuqueños víctimas de robo artístico cultural y nadie ve ni oye? Por desprecio e ignorancia. 

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Foto: Carlos Sevilla

Misma situación en colonias donde hay un pequeño homenaje a algún personaje de la historia o cultura popular, corren peligro por robo o desprecio, la ciudadanía desconoce de sus personajes importantes y los niños no tienen ni un humilde monumento, deficiencia educativa y olvido del espacio público; lo contrario fuera que incluso vecinos destacados y personajes célebres pudieran tener una placa o un recuerdo con este tipo de reconocimientos en sus barrios y comunidades, se obtendría arraigo y no lo que Fantomas realmente hurta, nuestra identidad.