Paola Suárez y el círculo de violencia

Estas primeras semanas del año están siendo brutales para la comunidad trans. Entre transfeminicidios, expresiones de discriminación y violencia por parte de tomadores de decisión, una noticia si llegó a todos los espacios: a Paola Suárez, de las pérdidas, estaba hospitalizada por la golpiza que le propinó su prometido.

Las pérdidas, Wendy Guevara que se convirtió en la primera mujer trans en ganar un reality show y Paola Suárez se hicieron famosas durante la pandemia cuando se hizo viral un vídeo de ellas. Gracias a esto pudimos conocer sus vidas en un barrio de León, Guanajuato. Conocimos a sus familias, sus amistades y sus trabajos, que incluyeron el trabajo sexual; con lo que se ganaron el cariño de muchísimas personas.

Wendy, Paola y Kimberly quienes son las más conocidas, han abierto sus vidas y han hablado sin censura de lo que han atravesado. La noche antes de la terrible noticia, algunas celebrábamos que Paola y su pareja, Jesús un hombre cis, hicieron público su compromiso. Por la mañana, Wendy en un en vivo compartía, con permiso de Paola, su situación. El rostro de Paola inflamado, lleno de moretones transmitía una mínima parte de su corazón roto. Vimos llorar a sus amigas, a su madre y también organizarse para apoyarla. Se dijo que ella luego de ser golpeada saltó de su balcón porque Jesús además de agredirla, le quería robar sus ahorros. Todas nos dijeron que había videos.

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Paola hizo un siguiente video que fue desgarrador, en el que nos compartía lo mal que se encontraba, lo confundida porque a pesar de lo que había pasado, ella aún se preocupaba por él y lo amaba. Que aunque no significaba que volvería con él o lo perdonaría, esos sentimientos no se borraban de la noche a la mañana.

Paola ha sido severamente e injustamente juzgada por eso. Además se filtró un audio de una pelea de ella con Jesús y varias personas casi dijeron que se merecía lo que le pasó.

Cuando era niña y adolescente acompañé varias veces a mi familia a rescatar a una tía que era golpeada con una brutalidad inimaginable por su esposo. Se curaba y regresaba con él. Me enojaba mucho, no lo entendía hasta que la vida misma me puso en una situación de violencia donde mi agresor estuvo a dos centímetros de atropellarme afuera de mi trabajo. Y si, regrese con él. Y si dentro de este círculo de violencia también yo ejercí violencia verbal y psicológica hacia él, como él hacia mi. Tarde varios meses en dejarlo, termine con menos amistades, con mi relación con mi familia dañada, destruida y avergonzada pero al menos viva. Lo cierto es que gracias a eso gane herramientas para saber acompañar a mis familiares, amistades y personas que acompañó para no dejarlas a la deriva.

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Las amigas de Paola están enojadas, lo han expresado en todo momento. En los primeros momentos mencionaron que si Paola regresaba con él, algunas se iban a alejar. Pero ya que los sentimientos de furia se asentaron un poco recapacitaron. Mencionaron que su labor como amigas era decirle la neta y apoyarla, porque ella decide y ellas, aunque duela acompañan.

El mayor error que hemos cometido como sociedad ha sido juzgar a quien se encuentra en un círculo violento que no puede dejar, ya sea por temas económicos, por miedo, por tener destruida el autoestima, por pensar que merecemos ese trato, como yo lo sentía.

Paola nos está enseñando que todas las mujeres y también todas las personas podemos estar viviendo en un círculo violento. Sus amigas y familia nos están enseñando a acompañar con las herramientas que tenemos. Y ninguna de ellas, ninguna nos debe algo a nosotres.