Elaborar el duelo de una separación amorosa es un proceso doloroso, pero necesario, no solo para superar la ruptura sino también para cerrar el ciclo y asimilar la experiencia con el aprendizaje que resulta de esta.
El poeta Mario Benedetti decía “el olvido está tan lleno de memoria”, y es cierto, el olvido no existe, los recuerdos y, sobre todo, la forma y la frecuencia es lo que cambia con el tiempo.
No solo con el tiempo si no con lo que se hace en ese tiempo para trascender la experiencia amorosa.
Hablando de relaciones amorosas no hay reglas generales, cada persona vive esos encuentros según su propia historia, desde sus recursos, con sus necesidades, preferencias o desde las faltas en torno a su existencia y a sus encuentros o desencuentros relacionales.
Incluso desde el encuentro o distanciamiento consigo mismo.
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Es desde todo lo anterior que se termina describiendo el amor que cada uno ha considerado haber vivido y sentido.
Lo que sí es casi común es el dolor que causa el fin de una relación, entre más significativa más puede incrementarse el dolor ante la pérdida cuando esta concluye.
Podríamos pensar en quien no desea terminar e insiste en recuperar la relación, quién se queda en una relación sin amor y empeora la despedida que llega tarde que temprano, el que se va resentido y permanece así por años o cierra la puerta a cualquier otra posibilidad, el que jura que no volverá a tener pareja y tiempo después coincide con una nueva experiencia relacional y se enamora de nuevo, quien pretende ser amigo de su ex como estrategia para volver, quien odia a su ex y lo bloquea en todas sus redes y en su vida, como si se quisiera borrarlo de la historia personal por completo… (aceptémoslo, hay exparejas que se desearía eliminar del largo o corto historial porque se lo ganaron con sus acciones u omisiones, o con su conducta después de la separación). Y luego están, los que se despiden con respeto y se recuerdan con gratitud, aunque esto último, digámoslo honestamente, hoy por hoy sigue siendo lo menos recurrente, puede ocurrir, más no inmediatamente, porque se requiere tiempo y trabajo personal para poder mirarse distinto uno al otro, tal vez, dejarse de amar o perdonarse.
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Lo ideal, sería saber concluir una relación y elegir irse con empatía hacia el otro y amor propio, sin embargo, no sabemos, no queremos, ni siempre podemos, porque duele dejar de sentirse amado, duele saber que ya no se está en la mente del otro (no como en los buenos tiempos), y no solo es triste también enoja, más si no hubo claridad o se faltó a los acuerdos que se establecieron en la dinámica de la relación.
Aclarando que ese enojo, por ningún motivo justifica aferrarse o lastimar de algún modo al que ya no quiere continuar en la relación.
Y claro, si tu expareja te hizo daño mientras estuvieron juntos lo sano es alejarte definitivamente, sanar tus heridas, no porque estés mal o haya algo malo en ti, sino por lo que esa relación te causo, fortuitamente ahora ya se está descartando esa idea errónea de que “gracias a un mal ex te volviste mejor persona” o qué “hay que mirar como maestro a un narcisista perverso”, por ejemplo.
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Algunas personas bien intencionadas te aconsejan “olvidar a tu ex”, cuando la mejor opción no sería olvidar, sino cerrar con cuidado la puerta de ese capítulo amoroso y ver qué es lo que puedes aprender de las relaciones, del amor y de ti como pareja, es decir; que esa experiencia te lleve a un crecimiento en el arte de amar.
Las relaciones sanas ocurren cuando ambos están dispuestos a construir un buen amor, y el buen amor es el que no se sufre permanentemente, el que permite y fomenta que cada uno siga creciendo y crecer juntos.
El final de una relación sucede por múltiples factores, es importante reconocer cuál fue el motivo que dió lugar a la separación, admitir que terminar fue la mejor decisión, comprender que el dolor emocional será temporal, que lo que sientes: negación, tristeza, enojo, intenciones de negociar un arreglo, culpa… son parte de tu duelo, y que si lo elaboras adecuadamente esas emociones y sentimientos serán temporales.
Después de concluir una relación puedes sentirte confundido, herido, o experimentar tranquilidad y libertad, depende de las características que tuvo la relación, del cómo y por qué termino.
Es importante que elijas estar bien física y mentalmente, que practiques el autocuidado, rodearte de tus redes de apoyo, recibir contención, autorregularte, y si es necesario, asistir a psicoterapia o buscar apoyo médico.
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Toma en cuenta que ese “olvida a tu ex” es más bien el deseo de que no sufras más, sugiero que, en lugar de empeñarte en olvidarle, te propongas cuidar de ti, el “contacto cero” es necesario si aún te hace daño saber de su vida o si hubo maltrato en la relación.
En la primera situación, la distancia te permite enfocar tu energía en ti, retomar lo que habías dejado mientras estuviste en pareja, empezar a generar nuevos proyectos que vuelvan a entusiasmarte… volver a ti (por eso es aconsejable que aún en pareja no dejes de lado ni tu vida, ni tus intereses, ni a tus otras relaciones cercanas).
Si viviste una relación abusiva, refuerza el contacto cero y apóyate en lo que te sugerí antes: psicoterapia, contención familiar o de amigos y en caso de ser necesario, no dudes en solicitar apoyo legal.
En los casos en donde no hubo abuso, despedirse de una persona que ha sido o sigue siendo importante en tu vida es un proceso doloroso, lleva tiempo sanar y lo harás (aunque hoy no lo creas), algún día podrás mirar con gratitud el pasado compartido e igualmente a tu ex, por los buenos momentos y el sentimiento que alguna vez hubo entre los dos.
No olvides a tu ex, haz una pausa para sanar y después desea que le vaya bien, solo determínate a elaborar tu duelo, súpera lo que tengas que superar y recuerda que el amor no son las relaciones, el amor va más allá de estas, no se termina cuando alguien se va, ni se lleva tu capacidad de amar… Las relaciones amorosas (realmente amorosas) son tareas de crecimiento… ¿Qué has aprendido en tus relaciones? ¿Cómo elegiste crecer con la experiencia con tu ex?
No sustituyas a tu ex, supéralo.
No olvides a tu ex, enfócate en pensar en ti.
Suelta lo que ya no es, agradece lo que fue y sigue tu vida con amor y alegría por todo lo bueno que está por venir, cada quien decide qué hacer con lo que fue, como seguir siendo y que empezar a construir.
La vida sigue su curso, estás vivo. Tienes y tendrás múltiples oportunidades para vivir las relaciones y el amor con un mejor pronóstico, no lo dudes. Un ex es alguien que fue, ya no es (sigue siendo, pero ya no contigo), tú sigues existiendo, no te quedaste sin nada, concluye una etapa e inicia otra, distinguir esto es uno se los principios para soltar, no pelearte con el amor, comprender que tu autoestima y tu valía personal no tienen nada que ver con el fin de una relación, se terminó la relación, tu vida sigue, puedes y mereces disfrutar plenamente de esta.