“El olvido está tan lleno de memoria, que a veces, no caben las remembranzas y hay que tirar rencores por la borda, en el fondo el olvido es un gran simulacro, nadie sabe ni puede, aunque quiera olvidar”
Mario Benedetti
Cuando una relación termina, generalmente aún hay algún sentimiento hacia la persona con quien sostuviste la relación: o la amas o la odias, si se cruzan estas barreras y se ha llegado a la indiferencia, será más sencillo no recordar tan a menudo detalles entre ustedes.
De lo contrario, si aún afecta emocionalmente el rompimiento, es recomendable enfilarse a elaborar el duelo y comprender que todas las emociones que se vayan presentando son parte del proceso, considerando que ni tus emociones ni este mismo durarán indefinidamente, créeme, hoy puede ser que no veas el fin a este túnel negro de las despedida, pero te aseguro que volverás a ver la luz, a sonreír y también, si lo deseas, amarás de nuevo… ¡ya sé!, ¡hoy no quieres pensar en volver a iniciar una relación! Pero, es cierto, a menos que te exilies o te aísles (que no sería nada sano), más adelante, cuando el dolor haya pasado (ojalá después de un buen análisis terapéutico), no solo dejará de doler, estarás en condiciones para transitar nuevamente por el terreno del amor romántico.
¿Olvidarás a tu ex? si y no… Realmente no se borrará por completo y para siempre de tu mente la persona, su nombre, ciertos aspectos importantes de la historia juntos, recordarás lo mejor y lo peor de la relación (porque tu cerebro registra por más tiempo lo que ha sido muy significativo) pero, no te preocupes, porque las investigaciones más recientes respecto al olvido refieren que ciertos tipos de olvido (como olvidar a tu ex) tiene una función adaptativa, además de que existe igualmente el olvido motivado, que funciona como mecanismo de defensa para protegerte de la angustia que te provocan ciertos recuerdos dolorosos o traumáticos, así que tarde o temprano (con tu debido trabajo para lograrlo), sucederá.
Por lo que no puedo dejar de sugerirte que consideres seriamente iniciar un proceso terapéutico que no solo te acompañe a cerrar el ciclo de esta relación, sino que además te permita identificar tus patrones de relación en el amor romántico, y si es preciso, hacer las modificaciones necesarias, esta es mi respetuosa sugerencia, tú decidirás lo que te parezca más conveniente para ti.
Hace tiempo escuché “los recuerdos siempre van a estar, lo que cambia es la forma de verlos y lo que sientes cuando aparecen”, y es real, claro que cuando recién se cierra una relación quisieras que los recuerdos no te invadieran, y mira, ¡esto precisamente puede hacer que pase justo lo contrario, que pienses todavía más en lo que tanto quieres evitar!
En lugar de obsesionarse con no pensar hay que permitir que los recuerdos vayan apareciendo y desvaneciéndose.
¡Y es que en los archivos del cerebro no cabe tanto!
En ese sentido, el cerebro es mucho más ordenado que nosotros, va desechando lo que ya no se ocupa, esto explica que después, aunque queramos no nos acordemos de alguna parte de la historia de una relación, sobre todo, si el tiempo se ha empleado en continuar creciendo personalmente y si las nuevas experiencias amorosas son más afortunadas.
Concluir una relación sanamente implica cerrar el ciclo, soltar, seguir adelante, liberarse del dolor, experimentar gratitud (incluso, porque terminó, si la relación te hizo daño), y no quedarse instalado en el duelo o en el resentimiento, este último es revivir una y otra vez lo que te afectó, si antes de buscar sanar, elaborar, procesar y superar, te la pasas poniendo el dedo en la llaga, postergas tu bienestar.
A la salud física y mental le va bien que sepamos cerrar las puertas de cada episodio de la vida, agradeciendo lo vivido y empleando lo aprendido, despidiéndonos de la mejor manera posible y guardar los buenos recuerdos cuando estemos listos para hacerlo, eligiendo estar en el momento presente y no ir arrastrando la cobija indefinidamente por alguien a quien ya no se puede abrazar, y es que como dice la tanatóloga Gaby Pérez Islas: “hay que guardar las lágrimas para quien tiene que irse no para quien quiere irse”, lo mismo pasa con quienes ocupan nuestra mente, que se queden ahí quienes quieren estar o quienes tuvieron que irse, y no quien pudiendo estar se va.
La mente necesita espacio libre para recrearse, aprender algo nuevo y preservar la salud física y mental, por eso, hace limpieza de cuando en cuando, así que no impidas su sabia labor insistiendo en tener datos que ya no tienen sentido: fechas de aniversario, cumpleaños, la vida actual de tu expareja…
Terminar una relación de pareja es doloroso, lleva tiempo elaborar la pérdida y superar el adiós, por eso es importante recalcar que esto que hoy vives, es solo un proceso, que no tiene que ver con tu valía personal y tampoco determina tu futuro amoroso.
El tiempo solo no cura nada, depende de lo que hagas en esta etapa para cuidarte y sanar toda herida emocional.
No olvidarás del todo a tu ex, pero cada vez le pensarás menos, un día te sorprenderás al ver que han pasado días (¡incluso meses y luego años!) sin que su imagen o algún momento compartido aparezcan en tu mente. Te darás cuenta de que el ciclo se cerró cuando terminas agradeciendo lo vivido sin llevar contigo recuerdos que pesan.
Si tu expareja es narcisista, si no cumplió con obligaciones con tus hijos, si la relación que tuvieron no es digna de exaltar en tu historia de vida, por supuesto que tendrás más razones para enterrar en el pasado su recuerdo, más que pensar en esa persona desearás dedicarte a ti, a tus hijos (si los hay), te recomiendo que si es necesario, te perdones, incluso por haberte relacionado con ese ex, cuando inicias una relación no tienes el panorama completo de cómo se comportará contigo en el futuro (durante y después de la relación), así que esos comentarios desafortunados como un: “tú lo elegiste” déjalos en donde surjan, no lo cargues, considera seriamente que se elige a la pareja desde diversos factores, uno de ellos puede ser la falsedad con la que se presenta una persona y que tarde o temprano se vuelve evidente, entonces, no fuiste tú, si tu expareja te violentó no hay nada malo en ti, graba esto en tu memoria: nunca fue tu culpa.
Enfócate en recuperar tu paz mental y tu estabilidad emocional, quédate con el aprendizaje de esa experiencia, protegiéndote. Olvidar del todo es casi imposible, lo que sí ocurrirá es que tu nueva vida irá ocupando un espacio cada vez más importante y el tiempo aunado a tu determinación de constante evolución logrará que si en algún momento aparece algo que te lleve a evocar el recuerdo de tu ex y has quedado en buenos términos con este, (si no te hizo daño intencionalmente) entonces, dará paso a la gratitud, quizá, incluso alguna vez puedes sentir un poco de nostalgia que se difuminará rápidamente, deseándole bienestar, mientras continúas disfrutando lo más real y valioso que tienes ahora: tu nuevo presente.
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