En unos días Octavio Castillo Acosta será ungido por voluntad de Gerardo Sosa Castelán el rector XII de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) de los cuales ocho incluyéndolo han sido por su decisión del jede del grupo convertido en clan que mantiene la bandera de la autonomía como blindaje para que el destino de esta institución educativa la decida un solo hombre.
Desde que en 1982 tomó el control llevando a la rectoría a Juan Alberto Flores Álvarez con respaldo del ex gobernador Jorge Rojo Lugo y la complicidad del entonces rector Carlos Herrera Ordoñez los relevos en la rectoría se han efectuado de acuerdo a sus intereses personales y políticos primero dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) del que fue presidente y por el que fue tres veces diputado, una estatal y dos federal.
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Castillo Acosta reúne el perfil, sumiso fue secretario general del Sindicato de Personal Académico (SPAUAEH) y camino que ha trazado él, como el mejor para preparar a quienes se encargarán del despacho de la rectoría, aunque el primero en ser seleccionado de esa manera José María Sánchez, el día en que Gerardo Sosa le dijo que sería rector, perdió la vida en un accidente carretero.
Nadie duda que no obstante su situación legal Gerardo Sosa Castelán sigue decidiendo los destinos de la UAEH y la sigue utilizando para tener poder y ser actor y factor en la política hidalguense, transitando su grupo por diferentes partidos, aunque falló en crear el suyo que se iba a llamar Partido de la Sociedad Hidalguense (PSH) pero no logró que la autoridad estatal electoral se lo aprobara.
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La expectativa en la UAEH no es quien será el rector, si que ajustes hará en la estructura y a quien jugará en la selección de candidatos a diputados locales, federales y presidentes municipales en 2024 y hasta donde le permitirán avanzar en Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) aunque siempre tiene la opción se confrontarse con el gobernador en turno.