En el Día Internacional de la Mujer, el pasado miércoles, miles salieron a las calles para ratificar sus justos propósitos de que se les brinde justicia, seguridad, respeto, y que en este marco que se actúe con firmeza para abatir lo que en los últimos años han crecido: los feminicidios.
Difícil precisar cuántas en el país aparecieron decididas a que se les escuche. Clases sociales diversas, edades también, pero una meta, no claudicar, a través de diversas organizaciones, en esta su lucha permanente.
Hubo acciones de alto sentido de igualdad y de sentida añoranza por aquellas que fueron victimadas. En Ixmiquilpan, colectivo les rindió homenaje con veladoras, en un luto que no claudica con los tiempos.
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En Tulancingo, otro caso no menos emotivo al exigir acciones justas en favor de Lupita, madre de dos gemelos que quedaron en orfandad.
Hubo tiempo para recordar actos criminales que en conmovieron al país. Uno fue el homicida de cuatro mujeres, Gregorio -Goyo- Cárdenas Hernández, nacido en la Ciudad de México en 1915. Según Alfonso Quiroz Cuarón, llamado padre de la criminología mexicana, explicó la conducta de este criminal por una encefalitis que infectó su sistema nervioso.
Curiosamente demostró un alto coeficiente intelectual. Se dijo que al terminar su día laboral se dedicaba a pintar, tocar el piano y hacer experimentos químicos.
Eso ocurrió en 1942, y se registró en la memoria como El estrangulador de Tacuba. Confesó sus crímenes después de que su madre lo internó en un hospital siquiátrico. Preso en la cárcel de Lecumberri, mantenía una vida normal, con licencia para salir cuando quisiera.
Pero faltaba lo más sorpresivo. En 1976 el presidente Luis Echeverría le otorgó perdón público. Lo llevaron ante el Congreso de la Unión para presentar “un caso claro de rehabilitación”. Fue reconocido como “inspiración para los mexicanos” y lo ovacionaron. Murió a los 85 años en Los Ángeles, California, donde fungía como abogado.
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Otro caso no menos atroz se registró, décadas más adelante, en la colonia Lomas de San Miguel, municipio de Atizapán de Zaragoza. Andrés Mendoza, de 72 años, fue inculpado inicialmente por el asesinato de una mujer. Los restos los encontraron enterrados en una de las habitaciones.
Tras las primeras investigaciones, se determinó que pudieron ser 19 las sacrificadas. Mendoza, se dijo, era bien apreciado al mostrar una conducta solidaria con sus vecinos.
Para que las mujeres, en lucha año tras años obtuvieran derechos, enfrentando diversas circunstancias, una muy favorable fue el 17 de octubre de 1953. A iniciativa del presidente Adolfo Ruiz Cortines, concedió a la mujer mexicana el derecho al voto y a ser votada a cargos de elección. Terminó así largo lapso desde que entre 1884 y 1887 la revista Violetas del Anáhuac demandara el derecho al sufragio femenino.
Lentamente se alcanzaron posiciones políticas, pero la más importante fue la concretada por Griselda Álvarez que en 1976 era senadora en Jalisco y que después, en 1979, se postuló para gobernadora de Colima.
Logró 50 mil votos de ventaja frente a su principal oponente, Gabriel Salgado Aguilar. Fue de esta forma en que se convirtió en la primera mandataria de una entidad de la República. Hubo ya después, al paso de calendarios, otras que también siguieron su ejemplo y ganaron en las urnas el mismo cargo.
Solidarias, unidas, las mujeres mexicanas podrán obtener otras justas conquistas. Lo conseguirán.
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