Si bien es cierto que cuando muere un ser querido el duelo comprende síntomas psicoemocionales, ahora el confinamiento los agudiza, indica Daniel Baños, tanatólogo.
“La pandemia provocó crisis profundas, porque de manera súbita enfermaron y murieron. Ahora se vive en un estado de negación, enojo y, en algunos casos, culpa”.
En México vivimos en una sociedad tradicional, religiosa y social, y por ello el aislamiento complica los duelos.
En estas fechas, en especial la Navidad, la renuencia a celebrar es común, dado el vacío y el apego con los seres queridos que ya no están.
Asimismo, indica que hay pacientes que pierden el sentido a la vida y reviven duelos no procesados, los cuales hay que experimentar y sanar.
“Este año representa un antes y un después. Este virus llegó para enseñarnos que ante la adversidad también existe la unión”.
Más allá del acto presencial, es importante acompañar y apoyar en el duelo, aún en la distancia, señala Baños Cifuentes.
No existe un tiempo determinado para sobreponerse a la muerte, cada persona lo procesa de formas distintas de acuerdo con el vínculo afectivo que existió.
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