Avances en lucha contra Covid-19, pero el anhelado final de una completa inmunización es difícil determinar.
En los últimos días, en Hidalgo se puso énfasis al aplicar el segundo biológico para adultos mayores. En Pachuca, se cubrió este universo, aunque faltan municipios por atender.
En este sentido se ha ido de menos a más en la logística. Hubo respeto en horarios y coordinación para atender a los que fueron parte de jornadas de filas interminables, construidas desde casi una noche anterior.
Lo que sí, experiencia personal, en los dos procesos con Pfizer, fue evidente cordial apego de quienes, desde lo sanitario y organización, asumieron responsabilidades.
En la última, complementaria, hubo advertencia de posibles respuestas orgánicas. Se experimentó horas después envolvente fatiga. Lo compartieron familiares y algunos vecinos.
Ahora se alude a otras etapas en el próximo mayo: biológicos a los comprendidos entre 50 y 59 años. Igualmente a maestros, sin diferencias de planteles públicos o privados.
Se infiere que son pasos imprescindibles para un retorno presencial a clases, aunque la Secretaría de Educación Pública estatal dejó claro, -acertada decisión-que esto rija hasta existir semáforo verde.
Campeche es precursor desde el lunes pasado bajo estricta seguridad para los alumnos. Se apuntan, para más adelante, Nuevo León y tal vez, en agosto, Ciudad de México, para mencionar a otros.
En ese marco, no ha quedado bien explicado por qué, de la misma forma institucional, no se ha procedido inmunizando a médicas y médicos trabajadores en hospitales particulares, además de la estructura sanitaria que los acompaña.
Algunos, en irrebatible derecho, prestan servicios en instituciones públicas, como IMSS e ISSSTE, y tienen consultas privadas. Posible que en minorías ya fueron atendidos, pero no todos.
Las vacunas, de diferentes farmacéuticas, no se ofertan libremente. Aún Salud controla y distribuye, pero nadie en carácter particular puede adquirirlas directamente.
Ojalá esa diferencia se corrija, porque los adscritos a en instituciones oficiales, han sido de un primer frente que han puesto en juego su bienestar, al igual de quienes ejercen en forma privada.
Echeverría y el Príncipe
En primera plana de La Jornada del sábado pasado, se publicó una imagen del ex presidente Luis Echeverría. Fue captada cuando esperaba turno en el centro de vacunación ubicado en el estadio de Ciudad Universitaria.
Se cubría con un amplio sombrero de palma, empleando anteojos y cubre bocas negro. Camisa en un pálido color de rosa y chaleco de uso común; pantalón gris, casual. Impasible.
Ese mismo día, -sábado- , en Londres, tuvo lugar el funeral del Príncipe Felipe de Edimburgo, esposo de la Reina Isabel II, con quien 73 años fungiera como leal compañero en calidad de consorte.
En el acto luctuoso hubo 30 personas. Faltó, de la realeza, Meghan Markle, esposa de su nieto Enrique. Permaneció en Estados Unidos al estar embarazada.
Felipe falleció el 9 de este mes, a poco de que su pareja de una larga vida cumpliera 95 años.
Echeverría, originario de la Ciudad de México, (17 de enero 1922) llegó a 99 años.
El Príncipe, nacido el 10 de junio de 1921 en Palacio de Mon Repos, Corfú, Grecia, estaba prácticamente a dos meses de un centenario de vida.
Oficialmente se trataron en dos ocasiones. En 1973, Luis Echeverría, en calidad de mandatario, visitó el Reino Unido. Después, en 1975, del 24 de febrero al 1 de marzo, la pareja real estuvo en México, y ocho años más tarde viajaría nuevamente a nuestro país en el sexenio de Miguel de la Madrid.
Aunque Felipe de Edimburgo ya conocía México. Solo, estuvo en 1964. Hay gráficas de él portando traje de charro y jugando polo.
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