El 4 de marzo de 1929 se fundó el Partido Nacional Revolucionario el antecedente primero del PRI y surgió como una estrategia muy inteligente para salvar su vida por parte del entonces Presidente Plutarco Elías Calles, recordando que en la época post revolucionaria se llegaba al poder a través de las armas, así murieron asesinados Madero, Carranza, Zapata, Villa y Obregón; la salida fue “Institucionalizar” la llegada al poder, que fuera a través del partido y no de las armas como se llegara a la presidencia.
En 1938 de PNR pasó a Partido de la Revolución Mexicana y en 1946 a Partido Revolucionario Institucional. Durante 71 años este partido gobernó todo el territorio nacional, con un sello de omnipresencia teniendo como eslogan a “la disciplina partidista, al dedazo y al tapado” como practica para designar el presidente en turno a su sucesor. El sistema político instrumentado por el PRI fue considerado por un connotado escritor como la DICTADURA PERFECTA.
En 1940 y 1952 este partido sufrió una crisis debido a las decisiones en la designación de sus candidatos, pero fue en 1986 con el surgimiento de la corriente democrática encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo principalmente, que se da una verdadera división interna que desencadena en el surgimiento del Partido de la Revolución Democrática y la alianza de fuerzas de izquierda para postular a Cuauhtémoc Cárdenas como candidato opositor; la historia habla de la caída del sistema, de la quema de boletas electorales y del surgimiento del prianismo, lo que se tradujo en un parteaguas en la estructura político, electoral y social de nuestro país.
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En el año 2000 llegó al poder el Partido Acción Nacional lo que significó un cambio de gobierno más no de sistema; las mismas prácticas políticas, la corrupción, la desigual distribución de la riqueza, los feudos de poder económico, el abuso del gobierno, las constantes crisis económicas y una pobreza extrema de la gente más vulnerable.
Ante tal situación y hartazgo, la figura de Andrés Manuel López obrador se erige como la salvación de esa clase depauperada y después de recorrer el país varias veces durante mas de tres décadas y dos fraudes electorales en su lucha por la presidencia, arriba al poder en el 2018 sustentado en su partido “Movimiento de Regeneración Nacional” fundado en 2014 y a 10 años refrendo la tenencia del poder ejecutivo en la persona de la Dra. Claudia Sheinbaum y el llamado “SEGUNDO PISO DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN” hoy sólo morena tiene 23 estados de la república, 60 senadurías y 236 diputaciones federales además 27 congresos locales.
El que suscribe la presente como miembro activo veo con incertidumbre al movimiento; un mes antes de la elección una compañera senadora del PAN me decía “En tu partido al que pongan gana, desconocido, con desprestigio o de otro partido, lo que importa es la marca del Presidente AMLO”; nada equivocada, desde el 2018 los que participamos en elecciones como candidatos ganamos en gran medida por la marca, eso es innegable.
En el presente una gran parte de quienes gobiernan los estados, quienes legislan en ambas cámaras federales y locales así como en las presidencias municipales provienen de otras fuerzas políticas, incluso políticos que denostaban a nuestro líder y al movimiento, hoy son nuestros representantes en algunos cargos; el malestar es mayúsculo de gran parte de los “verdaderos morenistas” que se sienten desplazados, el fantasma del PRD que prácticamente se extinguió por sus malas decisiones y por apartarse de su filosofía se cierne sobre morena.
El reto de las dirigencias Nacional y estatales, es retomar los principios que le dieron forma al movimiento, rescatando a los liderazgos desplazados y apoyar desde nuestras trincheras a nuestra Presidenta para que se cumpla cabalmente con los compromisos de campaña; aún es tiempo de que partidariamente morena se consolide, porque a nivel ejecutivo federal estoy cierto de que tenemos a una estadista que habrá de consolidar la transformación en nuestro querido México… las preguntas son: ¿La dirigencia de morena asumirá el reto? ¿Retomará sus principios? ¿Seguirá negociando cargos políticos con otras fuerzas políticas y actores de diferente ideología? ¿Tomará en cuenta a sus verdaderos liderazgos?… de las respuestas a estas incógnitas dependerá en gran medida su permanencia.
Por: Navor Rojas
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