El 5 de septiembre se instalará la LXVI Legislatura del Congreso de Hidalgo, con lo que por tercera ocasión Morena tendrá la mayoría absoluta. En ese escenario, tanto el partido guinda como el actual mandatario tendrán vía libre para impulsar su proyecto político.
Apenas el pasado miércoles el próximo coordinador de la bancada de Morena en el Congreso local, Andrés Velázquez Vázquez, reveló que, por un acuerdo político, Nueva Alianza Hidalgo cedió dos de sus legisladores electos por los distritos de Metepec y Tizayuca, quienes solo jugaron con los colores del partido del magisterio, aunque en realidad portaban la camiseta guinda.
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Con ello, la bancada de Morena tendrá 16 de 18 diputados de mayoría en el Congreso local, mientras que sus aliados neoaliancistas tendrán los otros dos distritos electos por la vía uninominal. De ese modo, Morena y aliados tendrán la mayoría calificada para hacer los cambios que requiera su proyecto político.
La pregunta es ¿qué tipo de proyecto impulsarán los legisladores morenistas y neoaliancistas, que claramente apoyarán la agenda del gobernador Julio Menchaca? De su agenda política poco se sabe, excepto que seguirán el proyecto tanto del gobernador como de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, a quien durante su campaña citaban continuamente, como mantra para ganar el mayor número posible de adeptos.
Platicando con Guillermo Lizama, investigador en el área de ciencia política de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, me explicaba que uno de los resultados de tener elecciones concurrentes es la configuración de gobiernos no divididos, lo cual sucedió en las pasadas elecciones donde la mayoría que logró Claudia Sheinbaum se trasladó tanto a la Cámara de Diputados federal, como al Senado, y en el caso de Hidalgo, también al Congreso local.
Eso trae consigo dos dimensiones: por un lado, gobiernos que tienden a funcionar con mayor eficiencia y eficacia, donde tanto la agenda de gobierno como la política presupuestal caminan sin mayor cuestionamiento.
Pero, por otro lado, existe otro efecto que es la disminución de los pesos y contrapesos, debido a una oposición débil que no tiene capacidad de intervenir en el ejercicio del poder ejecutivo.
En Hidalgo la oposición tiene un panorama difícil, pues el otrora partido dominante, el PRI, hoy es una fuerza política disminuida a su más mínima expresión que adolece de los liderazgos que antaño lo guiaron.
El PT, que funcionó realmente como oposición en la campaña pasada, tendrá solamente dos legisladores, que no representarán mayor resistencia al proyecto morenista.
En consecuencia, Morena está libre de obstáculos para impulsar su proyecto político. El único dilema que tendrán es construir un plan eficaz para sacar a Hidalgo de los últimos lugares de desarrollo a nivel nacional.
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