Antes de cumplir 10 años, una niña rubia de ojos azules comenzaba a obsesionarse con el teatro musical. Solitaria y tímida, se encerraba en su habitación a escribir canciones, lo que pronto la llevó a ganar un concurso local de poesía. Ella, sin embargo, no dejó de insistir con la música. Inspirada por la historia y la carrera de mujeres como Shania Twain y Faith Hill, que se dedicaban al género country, Taylor Swift terminó por decidir su destino.
A los 12 años, Taylor estaba convencida de que tenía que mudarse a la capital del country para perseguir su carrera. Con todo el apoyo de sus padres, la familia se trasladó a Nashville, Tenesi, donde la intérprete siguió escribiendo canciones, aprendió a tocar la guitarra y participó en algunos anuncios de publicidad. Swift también comenzó a trabajar con compositores exitosos y a presentarse ante públicos pequeños.
Aun sin haber vivido una historia de amor propia, las primeras canciones de Taylor se centraron en dicha temática. En uno de sus primeros y modestos conciertos, el productor Scott Borchetta la vio y le ofreció un trato para trabajar con él en una nueva compañía discográfica. El resultado fue Taylor Swift, un disco de country que la cantante compuso mientras estudiaba la preparatoria. Años más tarde surgiría Fearless, un álbum en el que Swift alcazaba la mayoría de edad y que desde una perspectiva adolescente abordaba las desventuras de su primer romance.
Fearless no sólo tuvo buenas críticas, sino que elevó a la intérprete a un mayor peldaño de popularidad. Un año más tarde, Taylor recibió un premio en los MTV Video Music Awards por dicho trabajo, pero la noche quedó en la memoria de las masas debido a la interrupción del rapero Kanye West. “Oye, Taylor, estoy muy feliz por ti, te dejaré terminar, pero Beyoncé tiene uno de los mejores videos de todos los tiempos”, declaró.
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El bullicio causado por esas palabras se extendió más allá de la premiación. Durante las próximas semanas, los medios masivos criticaron el privilegio de Swift como una mujer blanca con múltiples concesiones, se cuestionó también su capacidad vocal y se puso en duda que fuese ella quien escribía sus canciones.
Como respuesta a las críticas, Taylor terminó lanzando el tema Mean, con el que la cantante ganó un Grammy. “No hay mejor sensación que escribir una canción sobre alguien que está siendo realmente malo contigo, que te odia, y hace tu vida miserable, y luego ganar un premio por eso”, pronunció la cantautora al recibir su galardón.
La vida privada de Taylor también se vio bajo el escrutinio desmesurado, algo que se volvería una norma al hablar sobre ella. Se sabía que Swift había tenido una relación con el intérprete de pop Joe Jonas, y en esos momentos su relación con John Mayer, quien le lleva 13 años de edad, se había hecho pública. Como resultado de la exposición y las malas experiencias en pareja, la cantante siguió canalizando sus emociones hacia sus melodías.
El disco Speak now, mezcla entre el pop y el country, apareció como resultado de ese proceso. Cada vez más, Taylor se inspiraba en su vida personal, dejando atrás sus primeras ideas sobre el amor romántico para ahora abordarlo desde una perspectiva más cruda y real. Conforme su popularidad aumentaba, su música en contraste se hacía más personal en una industria que privilegia las apariencias antes que lo real.
Una nueva relación, ahora con el actor Jake Gyllenhaal, volvió a marcar la carrera de Taylor. A pesar de su brevedad, el romance dio como resultado un disco más, Red. El álbum una vez más abordó temas de ruptura y amor, y a pesar de que el enfoque era ahora más maduro y realista, buena parte de los medios, ya sin poder dudar de su escritura, la acusó de monotemática, y Swift respondió con 1989.
El álbum dejó de lado el country y se cargó de tintes reminiscentes a los del pop ochentero. Se supo también que Taylor mantuvo relaciones en diferentes momentos con personajes públicos como Harry Styles, Calvin Harris y Tom Hiddleston, entre otros. Mientras, la carrera de Swift continuaba en ascenso y ella seguía recibiendo todo tipo de críticas, especialmente las dirigidas a su talento y su sexualidad.
Entre los golpes más duros que recibió la rubia se encuentra involucrado una vez más Kanye West. En una llamada de Kim Kardashian, Taylor autorizó ser mencionada en una nueva canción del rapero. La frase en cuestión no le fue completamente revelada a Swift, así que fue hasta que el tema se hizo público cuando ella se dio cuenta de que además de sugerir una deuda sexual, Kanye también se atribuía la fama de la cantante.
Las reacciones fueron polémicas. La gente la tildó de víbora calculadora, pues la llamada entre Swift y Kardashian se hizo pública, dando a entender que ella era consciente de lo que decía la canción. Ante el escándalo, Taylor borró sus redes sociales y desapareció del ojo público durante un par años. Su regreso lo anunció un día cualquiera, con una publicación en Instagram en el que se veía una serpiente y una fecha.
Reputation, de 2017, fue el disco que prometía ese anuncio. Taylor ahora se mostraba como una música segura de sí misma, a la que poco le importaba lo que la gente pensara de ella. Igual que a cada disco de Swift, lo acompañó una exitosa gira que cada vez se hacía más masiva, esta vez convirtiéndose en la de mayor recaudación de la historia. El álbum también rompió récords en diversos países y la cantante se afianzó como una de las estrellas pop más importantes de este siglo.
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Sus discos más recientes son Lover, Folklore, Evermore y Midnights, todos ellos explorando nuevas facetas creativas de Taylor.
Desde hace años, además, la cantante ha estado regrabando sus primeros seis discos debido a que la discográfica que poseía los derechos de sus másters fue vendida a una compañía dirigida por Scooter Braun, mánager de cantantes como Justin Bieber y Kanye West, a quien ella acusó de hostigamiento.
El fenómeno de la vida de Taylor Swift ha sido seguido por miles, tal vez millones, de personas en todo el mundo. Este 2023, la estrella pop ha vuelto a los escenario después de cinco años con The Eras Tour, que tiene destinos en países de cuatro continentes, incluido México. La expectativa del espectáculo ha sido tan grande en cada ciudad en las que se ha anunciado, que para adquirir las entradas, empresas de boletos como Ticketmaster se han visto orilladas a lanzar nuevos sistemas de venta, como el “fan verificado”, para evitar el acaparamiento de boletos que suele llevar a la reventa.
Los swifties, como se denominan a sí mismos los seguidores de la cantante, no han reparado en precios exorbitantes en la reventa de hasta 113 mil pesos, a pesar de que las entradas en canales oficiales van desde mil 416 pesos en general, hasta poco más de 10 mil pesos en área platino A.
Como en otros lugares, Taylor ha roto todo tipo de récords en México, país que visitó por primera vez hace más de 10 años, cuando ofreció un concierto pequeño y privado en un crucero en Cozumel. Swift es la primera cantante en lograr agotar cuatro fechas en el Foro Sol de la Ciudad de México. A sus 33 años parece que la intérprete ha aprendido a enfrentarse a la presión de ser una de las figuras más reconocidas de la época.
Taylor se presenta en el Foro Sol los días 24, 25, 26 y 27 de agosto.
Por Juan Ibarra
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