En el Congreso sigue el debate sobre la reducción de la jornada laboral a 40 horas a la semana. Trabajar menos y ganar al menos lo mismo suena muy atractivo, de hecho difícilmente se podría estar en contra de que los trabajadores ganen la misma cantidad de dinero y al mismo tiempo tengan más ocio, pero esto no viene solo, hay costos.
Las personas que están a favor de la reforma dan diferentes argumentos pero en general hay dos importantes: menor tiempo trabajando aumenta la productividad y mejora la salud de las personas. Nadie cuerdo podría estar en contra de que produzcamos más bienes y servicios y al mismo tiempo mejoremos nuestra salud mientras nuestro ingreso no se ve afectado negativamente, el combo perfecto. Pero cuando algo suena muy bonito como para ser verdad es cuando más cuidado debemos tener.
A lo largo de la historia los seres humanos hemos ido trabajando menos tiempo, o en otras palabras, hemos ido ganando tiempo para ocio. Conforme nos hemos vuelto más productivos y nos hemos hecho cada vez más ricos hemos podido intercambiar trabajo por ocio. De ahí que no sea casualidad que en la mayoría de los países ricos se trabaje menos tiempo mientras que en los países pobres se trabajen más horas.
En 1950 un trabajador en México trabajó, en promedio, 2432 horas mientras que en Alemania se trabajaron 2427 horas, mexicanos y alemanes trabajaban prácticamente las mismas horas. En 2017 la situación fue muy diferente, en México se trabajaron 2225 horas pero en Alemania 1354 horas, mientras que en México un trabajador terminó trabajando 202 horas menos entre 1950 y 2017 en Alemania fueron 1073 horas menos. Entonces es perfectamente posible trabajar menos tiempo, la diferencia está en cómo se logre, si enriqueciéndonos o imponiéndolo. Alemania lo ha logrado haciendo lo primero. En México trabajamos más no porque estemos locos o porque seamos obligados por el látigo del empresario, en México trabajamos más porque no somos lo suficientemente ricos para decidir trabajar menos.
Entonces necesitamos producir más bienes y servicios, aumentar el PIB, y aquí hay de dos sopas: o producimos un mayor número de bienes y servicios por cada hora que trabajamos o trabajamos más horas para poder producir más bienes y servicios. Con la productividad sin cambios (que es lo que sucede en el corto plazo) si quitamos horas de trabajo lo que vamos a tener es un PIB menor y esta es una mala idea porque si el PIB cae también caen los ingresos de los mexicanos en general. Si queremos quitar horas de trabajo lo que necesitamos es aumentar la productividad y eso no sucede por arte de magia ni de la noche a la mañana.
Por otro lado están las empresas, alguien tiene que pagar el hecho de trabajar menos horas ganando lo mismo y no son sólo los empresarios. Trabajar menos horas por el mismo salario aumenta los costos salariales de las empresas, sería como aumentar salarios, y alguien tiene que cargar con esos costos. Al aumentar el salario cabe la posibilidad de que las empresas decidan contratar menos gente, mucha gente que quisiera trabajar o tener un empleo formal podría no encontrarlo. Puede ser que haya un estancamiento salarial, es decir, que no haya aumentos de salario en el futuro para poder compensar el aumento presente. También está el hecho de que parte de ese aumento del costo pueda ser trasladado a los precios, los bienes que compramos podrían ser más caros.
Como ya sabemos, no hay cosas gratis, suena muy bonito eso de trabajar menos y ganar lo mismo pero eso tiene un costo y ese costo podría ser pagado o sufrido por ti. Un día vamos a trabajar 40 horas a la semana, de eso no hay duda, ojalá lo logremos de la forma correcta.