“Hay o había muchas sociedades en las que no existe la noción de horas y minutos. Hay idiomas de culturas primitivas en los que no existe medida de los años… En muchas culturas de África oriental existen el presente y el pasado, pero no el porvenir. Los mi´k,aq de Canadá tienen palabras para el día, la noche, el amanecer, el crepúsculo, la juventud, la edad adulta, la vejez, pero no para el tiempo…”.
Y es que mientras suena Nuevos Bosques, el segundo disco colaborativo entre The New Raemon y McEnroe, parece que nos instalamos en una dimensión eterna en la que no hace falta nada más… la música ofrece un masaje para el alma y ellos hacen hacer del indie una expresión reconfortante, ya sea con un poco de rock y un mucho de folk; el placer de estar en un presente eterno.
Me parece que la frase que abre este texto, encontrada en la novela Tus pasos en la escalera, escrita por el español Antonio Muñoz Molina, conecta muy bien con lo que provocan estos dos músicos extraordinariamente sensibles y a los que les encantan las canciones lentas y de una belleza bucólica -todo queda entre compatriotas-.
Casi parecería que ha pasado un instante de su primer disco a 4 manos y 2 gargantas; aquel magnífico Lluvia y Truenos, que apareció en 2016, y que ya daba cuenta de la poesía domestica musicalizada que tan bien les sale a Ricardo Lezón y Ramón Rodríguez.
La primera frase que escuchamos en Nuevos Bosques es: “Te encuentro en los arroyos/ que no existen” y de golpe ya estamos en ese universo lírico lleno de una obsesión por la naturaleza como el de Lezón (McEnroe), quien se encargó mayormente de las letras, para dejar a The New Raemon de los arreglos, que depositaría luego en manos de un grupo muy solvente: Leia Rodríguez (Mourn, Leia Destruye e hija de Ramón), Ricky Lavado (Standstill) y Marc Clos (Nueva Vulcano, Love Of Lesbian).
Juntos se convierten en un tándem que nos conduce a la nostalgia y juega musicalmente con el transcurso de la vida, como en la conmovedora “Niño Aún” y en uno de los temas que me parece esencial para esta entrega, “Todos los días son ayer”, que dice: “Nunca es ahora/ nunca será mañana/ Sueño lo que ya he vivido…”, que una vez más me remonta la novela de Muñoz Molina, cuando escribe: “La memoria no preserva bien hechos singulares, sino secuencias reiteradas, patrones, modelos, destilados de experiencias que ayudan a predecir repeticiones futuras”.
Se trata pues de verdaderos orfebres de la canción que no hacen sino evidenciar cómo es que el arte se imbrica con la vida; en ese trance recibimos golpes profundos y es por eso que no extraña lo que Dimas Rodríguez apunta a propósito del disco: “Dos voces oteando nuevos bosques, cantando y contando piezas de latido romántico, reflexiones personales y sentidas observaciones acerca del niño que ya fuimos (que todavía somos). Y el mejor propósito: sentarse a un lado a escuchar y dejar que lo urgente deje paso a lo perdurable”.
Tenemos entonces que agregar “Tinieblas” y “Café en Pomona” a las canciones que quedarán para la posteridad, en compañía de las antes mencionadas y alguna otra; la pareja nos sigue reservando sorpresas, pues colocó en la edición en vinilo y CD 3 piezas que no están en la digital: “No le pido mucho a la vida hoy”, “En el lento día” y “En la próxima gasolinera”.
The New Raemon y McEnroe refrendan de esta manera un fuerte vínculo de amistad, además de nociones y valores ante el oficio y la naturaleza de las canciones; arte que nos traslada hasta un paraje frondoso y protector… y es que Nuevos Bosques es como una especie de refugio ante las tormentas que sacuden la existencia.
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