Cuando concluye un año, los sentimientos son de todo tipo, mañana es nochebuena, una de las fechas más espirituales en muchas partes del mundo, las tradiciones en torno a esta festividad suelen ser diversas y es motivo de reuniones y convivencias primordialmente con familiares y personas muy cercanas al núcleo.
Ya pasó la turbulencia de la pandemia, vivimos de manera muy cercana a lo que teníamos antes, los festivales, pastorelas y posadas están a todo lo que dan; los centros educativos además de acercar el conocimiento, están diseñados para que, mediante estos elementos, se contribuya a fortalecer la estructura social y se procuren las tradiciones.
Pudimos ver aulas decoradas, el encendido del árbol, intercambio de obsequios, piñatas, y un montón de cosas ofrecidas de acuerdo a las posibilidades económicas o la voluntad de los participantes, los centros escolares se vistieron de navidad, con la emotividad del momento.
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Y es que la temporada decembrina, tanto navidad como el año que está por llegar, sirven para cerrar un ciclo, fincar sueños, expectativas y retos, pero también un balance de lo acontecido, habrá sentimientos de todo tipo en la mesa de la cena de navidad y tristemente lugares vacíos; para otros no habrá ni cena, ni nada que festejar.
En el 2023 continuó la recuperación de la pandemia, haciendo un recuento, las escuelas fueron severamente afectadas, el cierre de actividades presenciales dejó al desnudo desigualdades sociales y económicas que también impactaron en la escuela en casa, porque muchos estudiantes no tuvieron ni los recursos materiales, ni tecnológicos y tampoco herramientas personales para continuar con sus estudios fuera del aula, el monstruo de la deserción hizo de las suyas y las afectaciones emocionales se elevaron exponencialmente.
Pero ya para esta navidad, el movimiento es normal, las plazas comerciales están abarrotadas, salones de fiestas, calles y avenidas; ya es responsabilidad de cada persona las medidas que se autoimponga para protegerse del covid, la gente se mueve y convive al por mayor.
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Viene un año nuevo que se viste de esperanza, en materia escolar siguen los retos, pues el descalabro de saberes durante el confinamiento, deja un hueco de conocimientos cuya recuperación se especula tardará al menos un par de años más.
Que la navidad sea un nicho de paz, de reencuentro personal, de esperanza y luz para todos. ¡Feliz navidad!, especialmente a quienes leen estas líneas.