Es indiscutible que la tecnología con sus vertiginosos avances y presentaciones está vigente en múltiples facetas de nuestra vida.
También es indudable que los retos en la educación son diversos, ya que van de lugar a lugar, en razón a la época, condiciones y que con la pandemia se sumaron más desafíos, pero hoy nos concentraremos en un tema que a últimas fechas acapara la atención mundial y es la Inteligencia Artificial (IA).
Aunque la inteligencia artificial en el aula no es un concepto nuevo, recientemente el tema se coloca en una posición de punta, al aparecer el Chat GPT, un chatbot especializado en el diálogo que puede responder prácticamente todo lo que le pidas y que fue puesto en funcionamiento en noviembre de 2022.
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Dicho en términos muy comunes, la inteligencia artificial es la habilidad de una máquina para presentar capacidades de los seres humanos como razonamiento, resolución de problemas, crear o planear, previo a esto, se carga de datos que permiten un contexto, por lo que, los sistemas de IA pueden desde adaptar su comportamiento hasta trabajar de manera autónoma.
Hace unos días leía un artículo en la revista Forbes que sentencia que el chat GPT es la sensación del momento en el mundo tech, tanto es así, que hay quien lo compara con la experiencia de probar internet por primera vez y que el revuelo es en mucha medida por la capacidad para imitar la conversación humana con gran precisión.
La IA alcanzó niveles tan relevantes, que escaló a un documento rector derivado de la Conferencia Internacional sobre Inteligencia Artificial en la Educación que tuvo lugar en Beijing en 2019, promovido por la UNESCO, que proporciona orientaciones y recomendaciones sobre la mejor manera por parte de los estados para responder a las oportunidades y desafíos vinculados con la IA.
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Y justamente esta organización internacional sostiene que el vínculo entre la IA y la educación consiste en tres ámbitos: aprender con la IA (por ejemplo, utilizando las herramientas de IA en las aulas), aprender sobre la IA (sus tecnologías y técnicas) y prepararse para la IA (por ejemplo, permitir que todos los ciudadanos comprendan la repercusión potencial de la IA en la vida humana).
Me parece que, entre los retos, para enriquecer el uso académico de la inteligencia artificial en el aula, está el fortalecimiento del rol del docente ante esta nueva realidad; que se logre determinar hasta qué punto se mejora la experiencia de aprendizaje con esta propuesta; que la utilización de IA sea supervisada; no caer en extremos como la prohibición de su uso y lograr acompasar la presencia de IA en diversas actividades escolares, pero el tema desde luego que invita a un análisis mucho más profundo.
Lo cierto es que, la inteligencia artificial es un gran apoyo en múltiples tareas y al igual que otros retos, la educación tendrá que adaptarse a la presencia de la IA y sacar el mayor y mejor beneficio de ésta, porque las bondades pueden ser incontables, pero lo que no puede ocurrir, es caer en el extremo de dejar en manos de la inteligencia artificial la confección total de trabajos o tareas.
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