Los libros que somos

Suele calificarse a las sociedades de acuerdo al número de  los libros leídos per cápita cada año. De la cifra se deducen los niveles nacionales, culturales y de información.

Menos se atiende, con igual propósito, al número de los producidos en el mismo periodo por las instituciones. En todo caso ese enfoque va más dirigido hacia las realizadoras de investigación y difusión de la cultura, universidades y organismos públicos o civiles, por ejemplo.

Existen datos acerca de la producción en la industria editorial, no así la generada desde el sector público en ediciones conmemorativas o de temas relacionados con la instancia respectiva, federal o local. La diferencia está marcada por el hecho de ser comerciales las primeras y no necesariamente las otras.

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Hay incluso libros producidos por entidades privadas o personas particulares, de circulación restringida al deseo de quienes las conciben, hacen y distribuyen.

El caso es la presencia de los libros como fórmula para evaluar, formal o ilustrativamente a personas e instituciones, aunque los contenidos  no sean precisamente de la mejor calidad intelectual y hasta material, elementos de valoración elemental y no siempre coincidentes. 

En fin, los libros trasmiten rigor en el conocimiento, cuidado y buen gusto editorial, imaginación y  personalidad, tanto de quienes escriben, publican u autorizan.  De ahí los buenos y los malos libros.

No a la velocidad ni en la cantidad deseable, a la bibliografía hidalguense se han sumado en este año los siguientes títulos:   

De Luis Alberto Rodríguez Ángeles, Editorial Desde abajo publicó Eso que se dice hombre, una interesante mezcla de relato y ensayo acerca del comportamiento masculino, donde el autor es protagonistay testigo, y lleva a recordar la Fiera infancia de Ricardo Garibay.

Hace unos días fue presentado en la Casa Rule, sede el Ayuntamiento, La otra ciudad. Memorias vivas de Pachuca., reunión de los textos de diecisiete autoras y autores en torno a la capital del estado, coedición del Instituto Municipal de la Cultura de Pachuca y Big Bang Ediciones, con una atractiva portada de Kevin Cuevas.

En el ámbito del Poder Judicial, dos de sus integrantes han publicado sendos libros relativos a  temas de su larga experiencia en la impartición de justicia: el juez Saúl Ferman

Guerrero, Discapacidad e interdicción: Una propuesta para abordar el modelo social y de derechos humanos en la legislación mexicana, coedición del Poder Judicial del Estado de Hidalgo, Editorial CEJI y Editorial UBIJUS. 

De la jueza Sissi Annette Rodríguez Fernández ya circula su libro Una crítica al Código Nacional de Procedimientos Penales, de editorial Panorama, en donde la también ex subprocuradora de justicia del estado hace una propuesta de cambios para una mejora regulatoria del sistema penal acusatorio.

Nacida en Pachuca y radicada actualmente en los Estados Unidos de América, María Caballero Contés ha publicado en este año Clara: su paso por la violencia y su camino al amor y la plenitud, un libro de autoayuda bajo el sello de Barker & Julles.

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Aunque su año de edición es 2022, Pablo Vargas González recién presentó en la Fundación Arturo Herrera Cabañas La posdemocracia. Las transformaciones en la política mexicana, editado por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

A reserva de otros de los cuales no tenga noticia, esos cinco primeros volúmenes, en promedio uno por mes, iniciaron la bibliografía hidalguense 2023. Si la tendencia continúa, al final del año habrá una docena. Es deseable un número mayor.