Después del sismo que significó la pasada elección del 2 de junio, los reacomodos políticos continúan y a nivel local los grupos buscan de donde asirse para no desaparecer del espectro.
Al inicio de la semana el llamado Grupo Plural Independiente, integrado por expriistas liderados por el exgobernador Omar Fayad Meneses, anunció que se sumaría a la bancada de Morena en el Congreso local. La noticia fue la cereza del pastel que coronó la derrota el PRI, que cosechó una de sus peores derrotas en su historia tanto a nivel estatal como nacional.
Los legisladores que reforzaron al ya de por sí poderoso grupo parlamentario de Morena son Julio Manuel Valera Piedra, Alejandro Enciso Arellano, Erika Rodríguez Hernández, Michelle Calderón Ramírez y Marcia Torres González, quienes también, de paso, proclamaron su respaldo a la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
La suma de la tribu política de expriistas no fue tan sorpresiva, porque su jefe político, Omar Fayad, hace tiempo que mostraba simpatía por el gobierno obradorista y viceversa. Por eso hoy es embajador de México en Noruega.
Pero donde no cayó muy bien la suma de los expriistas fue en algunos sectores de Morena, que aún se resisten a recibir a políticos emanados del tricolor, aunque fue el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador quien, en su campaña de 2018, hizo un llamado a establecer una alianza amplia, incluso con quienes habían sido sus opositores. Por eso llegaron en aquel tiempo personajes como Lily Téllez y Germán Martínez, quienes a la postre sacaron el cobre, traicionando sin ningún rubor al movimiento que los recibió con los brazos abiertos.
Por eso morenistas hidalguenses hicieron notar a este columnista que el partido debería tener memoria al abrir la puerta a cuadros de otras fuerzas políticas.
No es necesario ir tan lejos. Basta recordar el 2018, cuando por primera vez Morena ganó la mayoría en el Congreso local. Entonces, el PRI aún se negaba a aceptar que ya no sería la fuerza dominante en el Legislativo local, por lo que se resistió a ceder el poder.
Uno de los líderes que encabezó la rebelión en aquel tiempo fue el hoy integrante de la bancada morenista, Julio Valera Piedras, quien en una caótica sesión dejó entrar a un grupo de choque para impedir que Morena tomara las riendas de la presidencia del Congreso.
Vaya que los tiempos cambian y hoy el escenario político ha hecho cambiar de opinión no solo a priistas, sino a morenistas que hoy dan la bienvenida a quienes ayer impidieron a su bancada asumir con plenitud el control del Congreso.
Con la llegada de Julio Valera, ya son dos exdirigentes estatales del PRI que decidieron sumarse a la bandera política de Morena.
La pregunta es si la nueva tribu política desplazará a las bases morenistas, que aún esperan una oportunidad para ocupar puestos de elección popular. Aunque la pasada elección del 2 de junio también nos dio una lección respecto a que la amenaza del voto de castigo de los grupos fundadores solo se quedó en eso: en un amago que nunca llegó.
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