Este viernes el gobernador Julio Menchaca cumple tres años al frente del ejecutivo hidalguense. A partir de ahora se abre la puerta de la segunda mitad de su mandato y, aunque se han alcanzado metas importantes en materia de inversión y desarrollo social, aún hay fuertes retos como la alta informalidad, la concentración de inversiones y el rezago en el transporte que requerirán que el morenista tome el toro por los cuernos.
El tercer año de gobierno de Julio Menchaca ofrece una fotografía ambivalente. Si bien las cifras de empleo formal alcanzan niveles históricos —289 mil trabajadores registrados en el IMSS, con un crecimiento superior al promedio nacional—, la realidad que se vive en las calles y mercados de Hidalgo es otra: casi nueve de cada diez personas ocupadas sobreviven en la informalidad (89%, según cifras del Inegi).
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Ese es un reto ineludible para lo que resta de la actual administración. Formalizar el empleo no es tarea sencilla, no se puede hacer por decreto. Es un largo proceso que exige acercar a las microempresas a la seguridad social, facilitar sus trámites y vincularlas con apoyos públicos. Una política de incentivos que premie a quien transforme contrataciones eventuales en plazas permanentes podría marcar la diferencia. Sin resolver este problema, los logros en empleo formal seguirán siendo cifras aisladas, ajenas a la mayoría de la población.
Otro gran desafío es aprovechar los proyectos federales que ya están en marcha, como el Tren México–Pachuca y el plan para sanear la región de Tula. No basta con esperar que los beneficios “goteen” hacia Hidalgo: el gobierno estatal debe potenciar las zonas de desarrollo con capacitación laboral y con el impulso a clústeres vinculados a estas obras. Si el tren llega sin planes urbanos, sin logística regional ni parques bien diseñados, la oportunidad histórica se perderá y los empleos quedarán concentrados en otras regiones del país.
Ya sucedió con la construcción de los vagones para el tren CDMX-Pachuca, la empresa Alstom, ubicada en Ciudad Sahagún, declinó participar en la licitación, y ahora el proyecto se irá a otra parte del país o incluso al extranjero.
Un tercer pendiente es la descentralización de la inversión privada. Hoy, la mayoría de los proyectos anunciados —más de 115 mil millones de pesos— se concentran en el centro y sur del estado: Pachuca, Tizayuca, Tepeji, Apan, Tepeapulco, Tulancingo. El norte, en cambio, sigue al margen del desarrollo. Para revertirlo, el gobierno podría impulsar parques agroindustriales y corredores turísticos en la Huasteca y proyectos de energías renovables en el Valle del Mezquital. Además, no debe dejar de apostar al desarrollo de infraestructura básica en esas regiones, pues de lo contrario no llegará la inversión.
Finalmente, este gobierno tiene mucho que hacer en materia de transporte público. La movilidad sigue siendo muy precaria. Hablo de lo que me toca ver a diario en la capital del estado, pero la situación no es diferente en otros municipios. El Tuzobús, desde que se estrenó hace ya 10 años, no ha recibido una inversión sustancial que renueve el servicio. Por fortuna el goberandor ya anunció la compra de unas 40 unidades para el sistema de transporte, lo que ayudará a revertir su deterioro.
Pero falta mucho más. El transporte convencional sigue igual que hace décadas. Con las unidades destartaladas, con choferes sin capacitación. Las miles de personas que viajan a diario en transporte público elevarían drásticamente su calidad de vida si hubiera una transformación en el sector. Pero no ha habido nada en esta administración. Ya ni hablemos de los taxis, que se han convertido en un lastre para el progreso del estado. Para ello se requiere voluntad política y una mezcla inteligente de recursos públicos y privados.
En la segunda mitad del sexenio, el gobernador necesita enfocarse en una política para formalizar el empleo, capitalizar proyectos federales, descentralizar la inversión y modernizar el transporte público. Esos cuatro ejes podrían potenciar el cambio en este primer gobierno de la alternancia política en Hidalgo.
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