La guerra intestina desatada en Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) tiene nombre y apellido, porque la listas “filtradas” en redes y redacción de medios de comunicación quieren generar inestabilidad con rebeliones protestas y rupturas que permitan a otros partidos políticos una buena repesca de aspirantes para competir con posibilidades en municipios donde las señales indican que el instituto político gobernante ganará sin contratiempos.
Apenas circuló la primera lista con 18 nombres aparecieron militantes de Tepeji del Río para oponerse a Tanía Valdez, porque quieren llevar a la candidatura a Nohemí Zitle que obedece a los intereses del clan de Gerardo Sosa Castelán en San Felipe Orizatlán Manuel de Jesús Rivera Fernández amaga con postularse por el Partido Verde Ecologista de México y en una veintena de municipalidades hay brotes de insurrección.
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No sólo en este nivel hay tensión en las alturas también se insiste en ajustes en las candidaturas federales porque pueden hacerse cambios 30 días antes de la jornada electoral, en suma, los estiras y afloja al interior de Morena, no son cualquier cosa y si quieren buenos resultados deben apagar los brotes de incendio que aparecen por diferentes puntos.
La filtración de listas apócrifas y los ataques a la dirigencia estatal, cuando esta sólo le corresponde organizar y las decisiones provienen de las encuestas de la Comisión Nacional de Elecciones, no son buenos signos sobre todo porque ya se menciona que viene del interior lo que puede descomponer no sólo el proceso interno, también el constitucional si se desata la guerra sucia, como instrumento para cambiar o alterar resultados.
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Para algunos se requiere ya un manotazo sobre la mesa, antes de que se repitan actitudes como en Huejutla de Reyes, la del subsecretario de Gobierno Marco Ramos Moguel, que pronosticó una debacle electoral en sierra y Huasteca si su hermano menor Gabriel no sale de candidato, así la primera experiencia electoral de Morena en el gobierno.