Rebeliones Hugo martínez blanco y negro

Lampedusa

A pocos días de iniciar la campaña del proceso electoral 2021, en el que se renovará el Congreso Local y la Cámara de Diputados en San Lázaro, los institutos políticos pulen las carpetas de los perfiles que abanderarán sus colores, y decimos esto, ya que ha quedado demostrado que no existen causas o proyectos de agenda social debido a que los personajes que integran las formulas registradas hasta este minuto son cuotas de intereses de índole particular. 

Tal es el caso del “eterno” candidato Francisco Xavier, quien una vez más participará en un proceso electoral, al encabezar la lista morenista de los “pluris” al congreso local de la mano del controvertido Andrés Caballero, entre líneas se describe la jugada política que tiene miras en el año 2022, situación que pone a pensar a las esferas del poder ejecutivo.

Por otro lado, destaca la posible reelección de 4 diputados federales de MORENA, quienes a pesar de su gris ejercicio legislativo, y su distanciamiento con su distrito serán registrados, tal el caso de Simey Olvera “La Paloma”, quien rindió un par de informes en la ciudad de Pachuca, y careció de una casa de atención ciudadana en la cabecera distrital por Actopan, lo que evidencia su pobreza en materia política, como en tantas otras cosas.

En la esquina de los colorados la situación no es del todo distinta, sí es cierto que existen rostros nuevos sin embargo el linaje y los hilos de poder tienen una génesis en los consolidados grupos políticos, tal es el caso de Jorge Rojo quien se registró como “suplente” del diputado Julio Valera en el formato plurinominal, y que solo resulto una jugada de piezas de ajedrez ya que los objetivos son idénticos a la larga lista de aspirantes a la Silla del Águila en Hidalgo, por eso antes realizo un consenso de sumar fuerzas y un posible proyecto en común, para contrarrestar la fuerza del porcentaje de “genero” que se vislumbra en el horizonte.

Entiéndase pues la actitud de “cambiar todo para que las cosas sigan iguales”, como lo dicta la filosofía del Gatopardismo descrito en la novela del escritor siciliano Giauseppe Tomasi di Lampedusa.


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