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Hoy, lejos de remembrar historias o hacer analogías de mitos y ficciones de héroes, hablaremos de una historia que tal vez nunca llegará a escribirse… una de esas historias que antes de que se empezara a contar tenía ya muchos más detractores que potenciales protagonistas: hablamos de la llamada Superliga Europea de Futbol, que a menos de una semana de haberse anunciado por sus miembros con bombo y platillo, es muy probable que haya encontrado su final entre los intereses económicos de los patrocinadores y los órganos rectores del balompié, las pocas probabilidades de éxito dadas por los periodistas de la fuente deportiva, la mayoría de los equipos que en su mayoría no fueron contemplados para este proyecto, pero sobre todo por la poca aceptación de la mayor parte de los aficionados al deporte más popular de nuestro planeta.
El pasado domingo 18 de abril, 12 de los equipos más grandes del futbol europeo, tanto por logros deportivos como por poder económico y de convocatoria: los 3 gigantes de la Liga Española: Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid; los 6 clubes que mayor protagonismo han tenido a lo largo de los años en la Premier League Inglesa: Manchester United, Arsenal, Chelsea, Tottenham, Manchester City y Liverpool, además de los 3 multicampeones de la Serie A italiana: Milán, Juventus e Inter de Milán, anunciaron ser los clubes fundadores de esta nueva competencia.
La idea era clara, la Superliga contaría con la participación de 20 clubes: 15 Clubes Fundadores y otros cinco equipos adicionales que se clasificarán anualmente sobre la base del rendimiento de la temporada anterior en cada una de sus ligas. Los encuentros se jugarían entre semana; sí, en lugar de competir en los torneos organizados por la UEFA: Championes League y Europa League); aunque todos planeaban seguir compitiendo en sus respectivas ligas nacionales, de modo que seguiría perteneciendo a cada una de sus Federaciones.
El plan era arrancarla en este verano dividiendo a los clubes en dos grupos de diez, con un formato de todos contra todos a partidos de ida y vuelta, que daría la clasificación automática a Cuartos de Final a 3 equipos por sector; previo a esta ronda se jugaría una fase de reclasificación entre los cuartos y quintos sembrados de cada grupo, de modo que se jugaran las clásicas ronda de cuartos y semifinales también a partidos de ida y vuelta, para dar paso a que la gran final se disputara en un partido único en una sede neutral a finales de mayo (sí, tal como se hace con las dos competencias existentes ya).
Es decir, que en ese sentido no agregaría un valor diferente a la competencia meramente deportiva, simplemente segregaría de la oportunidad de enfrentar a estos clubes de “prosapia” al resto de los equipos que aspiran precisamente a poder jugar este tipo de encuentros. Lo atractivo para este exclusivo grupo de equipos vendría en el modelo económico que soportaría a esta justa, pues los ingresos que la Superliga Europea tendría serían, además de más altos y con el propósito de mitigar en primera instancia los efectos económicos a causa de la pandemia por Covid-19, de acuerdo a los patrocinadores que se habían contactado, surtiría mayor repercusión positiva en las finanzas de los clubes al ser repartidos solo entre esta élite del balompié.
Si bien, pareciera que todo era un plan maquiavélico de los dueños y dirigentes de estos clubes, encabezados por Florentino Pérez, y Andrea Agnelli, presidentes del Real Madrid y la Juventus, respectivamente, había una iniciativa rescatable que era la de incluir a corto plazo el desarrollo del futbol femenil dentro de esta propuesta, de manera que tuviera cada vez mayor paridad en lo que a la cuestión económica se refiere. En días subsecuentes al anuncio, trascendió que los clubes alemanes Batern Münich y Borussia Dortmund se habían negado a participar en este intento de boicot a las competencias de la UEFA.
Sin embargo, luego de que los máximos dirigentes del futbol: Gianni Infantino, Presidente de la FIFA; Aleksander Čeferin, Presidente de la UEFA; así como de La Liga, de la Premier League y de la Serie A sentenciaran la iniciativa y definieran sus posturas con respecto a la Superliga, además de que miles de aficionados se manifestaran en contra de sus equipos, varios de los clubes decidieron dimitir, comenzando por los clubes ingleses, el Atlético de Madrid y el Inter. Sobre todo al conocer las sanciones a las que sería acreedores por parte de sus respectivas federaciones y los máximos organismos rectores del orbe, así es que parece ser que este intento por concretar este proyecto alterno a las competencias de mayor prestigio tendrá que ser cancelado, o al menos aplazado hasta que cobre adeptos o pueda ser negociado de una manera en que se beneficie un mayor sector de los dueños, actores y espectadores del futbol.
Y ustedes queridos lectores de ‘Epopeyas… de hidalgos, heroínas y otras gestas deportivas’, ¿piensan que la iniciativa de esta Superliga hubiera sido viable si se hubiera establecido de alguna otra manera o se hubiera presentado de otra forma?
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