Romper con sus propios tabúes sobre la sexualidad fue el primer paso que dio Andrea Viridiana Rostro Olvera para escribir una novela cargada de todo el erotismo que el ser humano puede expresar a la hora de amar, aun cuando no se sea correspondido.
La joven escritora y La infinita posibilidad de todo lo que no fue prometen atrapar a sus lectores con una narrativa dramática, ágil y pícara que incluye cachondez y una gran variedad de “malas palabras” que brotan en el acto sexual y de la imaginación de los amantes.
Convencerse a sí misma y a la editorial de reproducir su texto es un intento por mostrar sin tapujos la forma de amar de una sociedad, a la que aún le apena hablar abiertamente sobre cómo vive o experimenta su sexualidad.
La propia Andrea reconoció que su libro se ha enfrentado a la censura por la temática de sexo, amor, drama y erotismo, pero se siente orgullosa porque a su vez, dijo, eso ha generado intriga y mayor curiosidad a sus probables lectores.
“Es un libro polémico, censurado, que me ha dado muchos dolores de cabeza, pero sé que les va a gustar”, explicó a La Jornada Hidalgo.
Y es que, a decir de la autora, la historia de los personajes principales, Ginebra y Cárter, se desarrolla en la sexosa Ciudad de México.
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En este texto, Ginebra cuenta su lado más oscuro, su lado sexual, el deseo y la sensualidad. Cárter es su inspiración, su objetivo, su fantasía y su camino a la pasión.
“Tiene ahí muchos elementos que los seres humanos vivimos día a día; es como un análisis social de lo que muchos hemos vivido en algún momento de nuestras vidas”, refirió.
Permite expresar todos los sentimientos que el ser humano puede tener y experimentar, desde amor por un amigo o una amiga, celos, vivencias de infidelidad, de amor prohibido, de pensamientos sexuales.
—¿Cómo nace esta historia?
—Me atrajo la idea de exponer explícitamente la sexualidad, creo que derribaría algunos tabúes que todavía están aquí en pleno siglo XXI, entonces eso fue como el parteaguas para escribir la historia, los personajes están basados en un análisis a nivel social.
—¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?
—De las inspiraciones para escribirlo ha sido, además de las vivencias que he observado en mi círculo cercano de amistades, libros como El vampiro de la colonia Roma, de Luis Zapata, y Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco.
—¿Fue difícil convencer a la editorial para sacar adelante el proyecto?
—Fue más que nada hacerles entender que el tema sexual no es algo que esté ajeno a nosotros, sino todos los seres humanos estamos inmersos e implicados en ello, y hacer una narración a nivel sexual no implica que se esté transfiriendo algún tipo de valores sino más bien la meta o finalidad es derribar o que sea el inicio a derribar algunos tabús que todavía muchos tenemos.
La meta de Andrea es que no se siga satanizando la sexualidad, en la que todos estamos implicados, de la que todos participamos.
Explicó que lo que más ha lamentado es que en el proceso fueron censuradas gran parte de las ilustraciones que algunos consideraron explícitas.
Y es que originalmente el libro debía contener algunos dibujos ilustrativos sexuales, los cuales fueron eliminados en su totalidad.
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Pero el trabajo de los ilustradores Jehieli Abigail García Guzmán, Billy “Dhú Piña”, Juan Manuel Romero Jaén, Cabeza de Juárez, y la supervisión de su esposo Adrián Reyes, no ha sido en vano.
Pues a cada lector que hasta el momento ha adquirido el ejemplar de manera personal con la autora, se le han hecho llegar dichos dibujos que, asegura, “no son nada del otro mundo”.
En el proceso de distribución que realiza ella misma en sus redes sociales y a través de Amazon se encontró con limitaciones por parte de la plataforma.
“Fue como que un poquito en shock porque todos coincidimos en cómo es posible que en Amazon nos censuraran, cómo si en diversos lados es muy fácil adquirir juguetes sexuales y no puedan vender un libro con la imagen de sexuales. O sea, es un poco complicado”, agregó.
Incluso consideró que, aunque pareciera que la sociedad ya está muy abierta a los temas eróticos, a la gente le da pena leer este tipo de textos.
“La gente no es muy abierta todavía en cuanto a desarrollarlo, hablarlo, leerlo; todavía como que no se esperan que uno sea tan tan directo en algunas cosas, como la infidelidad, los celos, los dramas los ven como algo rudo pese a que puedan identificarse, no se permiten ser muy abiertos.
“Yo solamente les diría que es una historia que nos identifica a muchísima gente, que nos da voz en cuanto a muchas acciones, actitudes, sentimientos que nosotros hemos llegado a tener por lo menos una vez en la vida”, apuntó.
Por Filiberto Gallardo
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