La historia de México es fuente inagotable de ejemplos de mujeres que ofrendaron lo mejor de ellas mismas para la consolidación del país.
Sin embargo, en lo general, siempre permanecieron en umbrales ante presunta superioridad de los varones que detentaban máximos encargos. Ciertamente relegadas, como si su único propósito fuera cuidar y consolidar relaciones de familia.
Cuántos talentos pasaron inadvertidos y sujetos a la máxima e inapelable voluntad de los hombres.
Fue hasta los años cincuenta que hubo un atisbo de justa reconciliación social.
El 17 de octubre de 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines anunció el otorgamiento del voto a las mujeres.
Empero, fue lento el reconocer capacidades, en ámbitos de la administración pública y, sobre todo, en la política, a niveles municipal, estatal y no se diga federal.
Al paso de los años se fue consolidando una demanda justa de otorgar oportunidades semejantes a unas y a otros.
Esta se ha ido consolidando y la última, en la política, se sustenta en un ordenamiento del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) que aprobó paridad de género en las candidaturas a gubernaturas, con la obligación para los partidos de nominar cuando menos a siete mujeres, para las 15 que estarán en juego en 2021.
En 1979, Griselda Álvarez Ponce de León fue la primera exponente del coloquialmente llamado sexo débil en lograr encabezar el poder Ejecutivo en una entidad, que fue Colima (1979-1985).
Y siguieron otras más, para llegar hasta ahora a nueve.
En Tlaxcala, Beatriz Paredes Rangel, (1987-1992). Secretaria general de la Conferencia Nacional Campesina y presidenta del Partido Revolucionario Institucional, senadora, se desempeñó también como embajadora de nuestro país en Brasil.
Yucatán, Dulce María Sauri Riancho (1991-1993). Su último encargo fue en La Cámara de Diputados, al elegirla con mayoría calificada de 313 votos a favor, 123 en contra y 21 abstenciones, como presidenta de la Mesa Directiva para el Tercer Año de Ejercicio de la LXIV Legislatura.
Distrito Federal, Rosario Robles Berlanga (1999-2000). Muy conocida, se encuentra en prisión por su presunta intervención en la llamada estafa maestra.
Zacatecas, Amalia García Medina (2004-2010). Entre otras funciones públicas, diputada federal y senadora.
Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco (2007-2013). Anunció su adhesión a Movimiento Ciudadano luego de renunciar al Partido Revolucionario Institucional en el que militó más de 20 años, tras su desacuerdo por el triunfo de Alejandro Moreno Cárdenas como dirigente del tricolor. En calidad de priista fue presidenta municipal de Dzemul, Yucatán, diputada local, federal, senadora y gobernadora.
Sonora, Claudia Pavlovich Arellano. (2015-2021). De 2000 a 2003 se desempeñó como regidora del Ayuntamiento de Hermosillo. Entre 2006 y 2009 fue diputada local además de ser senadora por Sonora.
Puebla, Martha Erika Alonso (2018). Panista, al igual que su esposo Rafael Moreno Valle. Los dos perdieron la vida el 24 de diciembre de 2018, al desplomarse el helicóptero en el que viajaban a la Ciudad de México.
Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo (2018-2024). Jefa de Gobierno desde el 5 de diciembre de 2018. Secretaria de Medio Ambiente, de 2000 a 2006, durante la administración encabezada por Andrés Manuel López Obrador en la Ciudad de México, y jefa delegacional en Tlalpan de 2015 a 2017.
Los sentidos decesos
En los últimos meses en la República, y particularmente en Hidalgo, se han registrado miles de fallecimientos. Todos y cada uno se han acompañado de frases de dolor, por su definitiva ausencia. Palabras semejantes se han extendido a sus familiares.
En Pachuca se sumaron dos decesos de quienes por sus particulares acciones fueron reconocidos y respetados.
La primera fue del doctor Francisco Granados González.
Quien escribe lo conoció desde finales de los años setenta. Esbelto, buen conversador y entonces con la particularidad de dejar crecer su cabello, casi hasta los hombros.
Se fincó sólida amistad, compartida incluso con personajes de diversos estratos.
Granados González se inclinó por abordar en todos sus ribetes los secretos de la investigación policial.
Y esto no solo lo emprendió en México. Recordamos sus comentarios en estadías en organismos tan eficaces y reputados como la Policía Civil, España, Scotland Yard, Inglaterra y Quántico, Estados Unidos, sede del FBI.
Por intereses diversos, se establecían espacios en que eran mínimos los contactos, y después, se restablecían en la misma forma solidaria de siempre.
Conocer de su deceso, a los 63 años, fue impactante y aún hoy, en un lento pasar del tiempo, escuece y mortifica
El otro fue Isidro Pedraza Chávez, emblemático del perredismo.
Una o dos ocasiones, charlas muy de temática policía. Cordiales; de compartido respeto.
Nació el 15 de mayo de 1959.
Prácticamente su última incursión en política fue aspirar a ser alcalde de Pachuca, con el acto central de comicios, el pasado 18 de noviembre.
No tuvo oportunidad de llevar a cabo acciones proselitistas, alcanzado por el Covid-19.
Se supo que se encontraba hospitalizado en el Hospital General de Pachuca, donde se había informado a principios de noviembre que se encontraba estable.
Con el de él, se trata del tercer fallecimiento de un candidato que participó en los comicios.
Antes, el 24 de octubre, el presidente municipal electo de San Agustín Tlaxiaca, Felipe Hernández González, falleció, al igual que el abanderado de Nueva Alianza a edil de este mismo municipio, Tomás Alonso García Cerón, quien murió.
Pedraza Chávez se desempeñaba también como líder nacional de la Unidad de Fuerza Indígena y Campesina (UFIC).
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