Estamos a punto de conmemorar este 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer, fecha institucionalizada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1975 con la finalidad de evocar la lucha de este género por su cabal participación en la sociedad. Para este año, la ONU determinó el tema Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19.
Alrededor de esta fecha, año con año se resalta el camino avanzado en torno a dignificar el papel de la mujer en la sociedad y, desde luego, los retos y el andar aún mayor por recorrer, reconociendo a las mujeres que en multifacéticas apariciones pueden jugar varios roles al mismo tiempo.
En el terreno de la educación superior, hoy en día el género femenino juega un papel determinante, pues se puede desempeñar como alumna, maestra, líder, administradora educativa, gestora educativa, investigadora, científica o dirigente, escenario que debe destacarse si consideramos que este acto de justicia al género se logró después de varios siglos. Hoy nos sentimos orgullosos de las mujeres que han pisado las aulas universitarias y es inevitable remontarnos a los inicios de la enseñanza para las mujeres que solo se basaba en aprender labores domésticas e instrucción religiosa, como cánticos o rezos para ser buenas esposas, amas de casa y madres, mientras que la preparación para los hombres estaba abierta a la ciencia y al conocimiento.
De acuerdo con datos de la UNESCO (2020), en la región de América Latina y el Caribe en universidades públicas, la matrícula universitaria representa el 55%; en cargos docentes 46%; y con respecto a los cargos de rectores, solo el 18% de las universidades de la muestra tiene a una mujer como rectora. Esta cifra, a pesar de ser baja, es superior a la media europea, que es de un 12%.
La misma fuente revela que el número de estudiantes universitarias es reducido en carreras de investigación como ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas; igualmente se alertó que el número de alumnas que regresarán a las universidades disminuirá como consecuencia de los efectos económicos y sociales de la pandemia que vivimos en la región geográfica ya mencionada.
Las universidades son generadoras de cambio y han sido eco de la defensa de las mujeres. Sin embargo es aquí mismo donde queda mucho por hacer en renglones como ciencia, tecnología, investigación, docencia, liderazgo y gestión educativa, principalmente, y aunque se han realizado muchos esfuerzos para romper el techo de cristal, para el caso de la educación superior solo algunos países lo han logrado exitosamente. Es evidente el cúmulo de desigualdades e inequidades que limitan la conquista social y el compromiso con los derechos humanos del género femenino, es urgente una actuación pública que favorezca la paridad de género en este sector.
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer sigue siendo una motivación y una voz alzada en pie de lucha para la consecución de más espacios donde la mujer universitaria brille en todo su esplendor.
Hasta aquí el apunte de la semana apreciados lectores de La Jornada Hidalgo. Gracias por sus comentarios, hasta la próxima.
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