Nuestro país, nuestro estado y nuestros municipios son laicos. Se tuvo que separar a la iglesia del estado para poder transitar a una democracia que garantizará el respeto de los derechos humanos.
El respeto y el ejercicio de la libertad religiosa es un derecho fundamental, pero como todo derecho este tiene un límite.
Hay una justificación para ello, el adoctrinamiento religioso, en varias ocasiones ha perpetuado estigmas, discriminación y violencia hacia otros grupos de personas. También porque su participación en la vida política de un país se ha relacionado con gobiernos autoritarios o fascistas.
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En mis visitas a varios estados del país me he encontrado con algunas manifestaciones de la libertad religiosa que me llaman la atención. Por ejemplo: personas cristianas que llevan grandes bocinas a espacios públicos para poner alabanzas, algunas incluso hacen bailes. También personas católicas que se ponen a rezar frente a clínicas que proveen servicios de aborto, con imágenes amarillistas y que incluso agreden al personal de salud y las personas que acuden a buscar servicios. Otras tantas que van buscando a personas en situación de calle o migrantes para “ayudarles” con comida o revisión médica a cambio de que profesen su fe.
Incómodo, me recuerdan a las prácticas de los partidos políticos de dar un almuerzo a cambio de votos o acompañar mítines.
Aunque en nuestra constitución la laicidad es un elemento importante para la democracia, estamos muy lejos de que esto sea una realidad. Lo vemos con partidos de corte religioso, que no deberían siquiera existir, políticos en tribunas del estado hablando de su religión, etc.
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Está semana nos enteramos que hace unos meses en galerías, la plaza más importante de Hidalgo,unos jóvenes acudieron a realizar alabanzas y los elementos de seguridad les pidieron que pararan con ello.
Para aquellos que dicen que no estaban haciendo nada malo y que fue discriminatorio, les digo que no fue así. Todos los derechos humanos tienen límites, no son absolutos porque si lo fueran dañarían a otras personas. En el caso de la libertad religiosa, mantenerlos implica garantizar el ejercicio del resto de las personas a profesar otra fe o incluso no hacerlo, pero también se necesitan para garantizar el estado de derecho.
Quien quiera alabar puede hacerlo en los espacios permitidos como sus recintos religiosos, sus casas pero no en el espacio público, al menos no sin una autorización por parte del estado.
Si quieren rezar, que sea ahí y no en las calles frente a hospitales, en plazas públicas u otros espacios donde otras personas también estarán ahí y podrían ser vulneradas por ello.
México es un estado laico y democrático, protejamos eso.
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