La palabra tutoría se ha convertido en un término muy familiar en la vida escolar y el tutor en una fuerte figura de apoyo para el estudiante.
Suele pasar que es un pensamiento común el suponer que los universitarios por razón de la edad ya no requieren de un acompañamiento, incluso en casa se llega a considerar que ya están grandes y que pueden solos, pero no siempre es así, muchas veces los jóvenes demandan de una serie de apoyos para lograr sus objetivos.
Esta actividad no es reciente y a lo largo de la historia la acción tutorial recibe diferentes títulos con el mismo fin: ser una tarea orientadora que atiende las características diferenciales del alumno en el ámbito personal, social, y en general del entorno que puedan impactar negativamente en su desempeño académico.
Y justo en esto radica el valor tan elevado de la tutoría en el nivel superior, el propio paso por la universidad marca una serie de retos y cosas nuevas, es un gran cambio el que afrontan los universitarios y es normal el tener dudas o sentirse perdido en algún momento del camino, el enfrentarse a más horas de estudio, el grado de especialización o el cambio de residencia, que no son cosa menor.
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La tutoría es una sesión de comunicación e interacción entre el tutor (que habitualmente es un profesor) y el alumno, que promueve procesos de autoconocimiento, reflexión, autocontrol, diálogo y autorregulación.
Muchos jóvenes piden a gritos que los escuchen, quieren un hombro para recargarse, recibir una palabra de aliento o conseguir apoyo, y gracias a estas sesiones de trabajo tutorial se pueden detectar situaciones de riesgo o peligro para el universitario, pero más allá de esto, el tutor puede lograr que el alumno adquiera una mejor integración en la vida escolar y en su entorno personal.
En una situación sin precedentes como lo es la pandemia por Covid-19, la tutoría juega un papel fundamental para la motivación de los jóvenes, afrontar la vida escolar en casa no es fácil, los universitarios tampoco realizaron prácticas profesionales y un montón de cosas de las que se perdieron en la última etapa de su formación escolar.
Si consideramos que en el confinamiento las desigualdades en educación afectan de manera más severa a los estudiantes más vulnerables, fueron los tutores con su acompañamiento personal una pieza clave para ayudar al alumno a sobreponerse ante la adversidad, a incrementar su rendimiento académico y a no desistir.
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La pandemia también exploró una nueva forma de hacer tutoría mediante recursos tecnológicos, que, al no poder estar cara a cara, fue lo más cercano que se pudo tener; ahora que el desconfinamiento va tomando forma, este tipo de trabajo se queda como una buena opción.
Sin lugar a duda, la importancia de la tutoría universitaria es cabal, las reuniones de labor tutoral con el alumno oxigenan su paso por el nivel superior, la tutoría contribuye a favorecer la educación de calidad y es un medio que apoya a la construcción de ciudadanía mediante una formación integral, es un apoyo incalculable que vale la pena aprovechar.
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