El pasado 18 de septiembre se conmemoró el Día de la igualdad salarial, que tiene como finalidad que se visibilice la brecha que existen en las remuneraciones que reciben hombres y mujeres por el mismo trabajo realizado y que de acuerdo a datos que da el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estas brechas se tardarían en cerrar más de 200 años, en el caso de nuestro país las mujeres ganan en México 34% menos que los hombres y a partir de lo que ha ocurrido con la pandemia del COVID, los logros alcanzados en este tema han ido en retroceso en 10 años, además de que hay trabajos que se encuentran desvalorizados como lo es el trabajo de cuidados que es el que realizamos principalmente las mujeres.
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Para que estas brechas se vayan disminuyendo hay que tomar en cuenta las recomendaciones de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), que como parte de ellas se encuentra Convenio sobre igualdad de remuneración que implica que los Estados que lo ratifiquen deben garantizar a todas las personas trabajadoras el principio de igualdad, que es el caso de México y que se encuentra plasmado tanto a nivel constitucional, como en la Ley Federal del Trabajo. Entonces ¿Por qué esto no se ve reflejado en la realidad de la vida cotidiana de las mujeres? De acuerdo con Nadine Gadsman, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), existen cuatro causas que propician la brecha salarial de género: la primera es la discriminación en el lugar de trabajo; la segunda consiste en la diferencia en los sectores laborales en los que históricamente se han desempeñado los hombres; la tercera tiene que ver con la escasa participación de las mujeres en puestos de liderazgo y de alta dirección y la cuarta causa está relacionada con la falta de políticas de conciliación de la vida personal y profesional. Lo cual significaría que tanto los gobiernos así como la iniciativa privada tendrían que hacer una revisión y analizar sus diferencias para puestos salariales, impulsar que las mujeres tengan puestos de tomas de decisiones e incentivar que los hombres formen parte del trabajo de cuidados y, asegurar que en los tabuladores salariales se está cumpliendo con este principio.
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Por supuesto, ante el tema del trabajo de cuidados, las mujeres están principalmente en los sectores informales, debido a la falta de flexibilidad de las empresas para poder conciliar estas tareas. Es una gran reflexión y un gran reto en las políticas públicas, enfrentar que las mujeres formamos parte de la vida pública, pero que los hombres no quieren formar parte de las tareas que implica el ámbito privado por la desvalorización de las mismas que tiene la sociedad en general, conceptos e ideas que debemos de cambiar desde el narrativa y el imaginario colectivo, pero también que forme parte de realidades de las empresas y el sector público.
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