El término deriva del latín frater que significa hermano por lo que su definición se encuentra estrechamente relacionada con la buena relación entre las personas y el respeto de la dignidad humana; aunque la expresión ha sido usada de forma constante a lo largo de la historia por ejemplo, por los estoicos en Grecia y Roma, los positivistas con el altruismo o bien como ideal por la Revolución Francesa, este concepto siempre se ha encontrado más identificado como una virtud significativa para muchas de las religiones actuales.
¿Por qué es tan importante en momentos como los actuales hacer hincapié en una virtud como esta? Porque desafortunadamente, a pesar de que la libertad de creencia o religión forma parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aún hoy la intolerancia, la discriminación y el odio religioso continúan siendo factores detonantes para crímenes e incluso guerras.
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Además, por otro lado, es innegable que ante una situación tan complicada como la pandemia originada por el virus SARS-CoV-2, la incertidumbre laboral, el desconcierto social y la inestabilidad económica se han convertido en puntos detonantes de estrés, ansiedad y desafortunadamente incluso de agresiones.
Y es que, de acuerdo a datos de Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México se ha advertido que “la pandemia ha provocado un brote de la intolerancia religiosa existente, donde se ha señalado a comunidades religiosas y de credos, incluidos cristianos, judíos y musulmanes, como chivos expiatorios por la propagación del virus.”
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Es por ello que buscando hacer un alto en la rapidez implícita en nuestra vida cotidiana la Organización de las Naciones Unidas ha destinado el 4 de febrero como el Día Internacional de la Fraternidad Humana, haciendo énfasis en que: “En estos momentos, necesitamos la valiosa aportación que hacen las personas de todas las religiones o creencias a la humanidad, así como la contribución que el diálogo entre todos los grupos religiosos puede aportar para que se conozcan y se comprendan mejor los valores comunes compartidos por toda la humanidad.”
El tema se ha convertido en un tópico significativo para la paz y el desarrollo, tan es así que el pasado 3 de octubre su Santidad el Papa Francisco firmó la encíclica nombrada “Fratelli Tutti” la cual tiene como principal directriz invitar a las religiones a mantenerse al servicio de la fraternidad, exhortando a cada individuo a recordar que el culto sincero y humilde a Dios no lleva a la discriminación, al odio y a la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vida, al respeto de la dignidad y la libertad de los demás, y al compromiso amoroso por todos.
Frente a los momentos más difíciles es cuando las virtudes y valores de los seres humanos son más necesarias, ante el miedo, la angustia y la preocupación; el diálogo, la escucha atenta, la solidaridad y el respeto se deben convertir en puntos de partida para evitar la violencia, ayudar al prójimo y entender que sin fraternidad la posible sobrevivencia de la humanidad se encuentra condicionada al fracaso.
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