Hace unas semanas les contaba las historias detrás de la construcción del Hospital Materno Infantil de Pachuca. A mí parecer, este lugar representaba una forma de reparación y justicia por parte del estado hacia las mujeres y otras personas con capacidad de gestar.
La semana pasada, el 24 de noviembre, un día antes de la conmemoración del Día internacional de la eliminación de la violencia hacia las mujeres, cayó un domo de cristal lesionando a cuatro personas. Vimos las imágenes de mujeres en trabajo de parto, con sus bebés sentadas en los estacionamientos. No hay palabras para describir la indignación y el coraje.
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Este era un accidente anunciado. El gobernador había anunciado que este Hospital tenía que ser reubicado pues no cumplía con las normas clínicas para su operación y las instalaciones eran deficientes.
El día del accidente oficialmente se cerró el Hospital. Había una gran expectativa y muchas necesidades que cubriría este lugar que por la corrupción hoy ya no está en funciones.
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Que sirva de lección que la corrupción violenta, lastima, mata. El gobierno actual tiene mucho que hacer como abrir las investigaciones, cancelar contratos con la empresa que construyó este lugar y brindar un lugar seguro para cuidar a las personas embarazadas.