La desigualdad tiene rostro de mujer

Por donde se vea, la desigualdad tiene cara de mujer; a hoy, ningún país en el mundo ha logrado plenamente la paridad de género.

A través de la historia las mujeres han pasado por las más diversas circunstancias de desigualdad, el camino por ocupar espacios de cambio social, laboral, político, económico o educativo se avanza, pero no se logra romper con las relaciones de poder asimétricas entre los sexos.

La numeralia para las féminas en el mundo sigue siendo cruel, de acuerdo con datos de la ONU, tan solo un 5% de la ayuda gubernamental mundial va destinada a acabar con la violencia de género y se invierte menos del 0.2% en su prevención.

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La misma fuente destaca, que, 1 de cada 10 mujeres en el mundo vive en pobreza extrema y se agudiza en las zonas de conflicto, donde tienen 7.7 veces más probabilidades de vivir en esta condición.

También señala que, en edad laboral óptima, sólo el 61 por ciento de las mujeres están en el mercado laboral frente al 90 por ciento de los hombres y entre otros rubros, se prevé que el cambio climático hará que 236 millones más de mujeres y niñas pasen hambre de aquí a 2030, el doble que los hombres (131 millones).

En el ámbito de la educación superior, donde las universidades son generadoras de cambio y eco de la defensa de las mujeres, es importante reflexionar que, en nuestro país, en el nivel licenciatura la matrícula femenina está sobrerrepresentada, sin embargo, en carreras STEM (por sus siglas en inglés Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) en promedio 3 de cada 10 son mujeres.

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En este sentido, paradójicamente con la matrícula, la desproporción para el género femenino es atroz para investigadoras, científicas, estudiantes en programas de doctorado o titulares de las instituciones, donde las desigualdades son profundas y los techos de cristal muy altos, pues no existe una correspondencia entre la igualdad de acceso y la igualdad de oportunidades.

Y por si esto fuera poco, la UNESCO revela que las mujeres en la ciencia constituyen apenas el 33 por ciento en todo el mundo, suelen recibir becas de investigación más modestas, tienen carreras más cortas y peor pagadas que sus colegas masculinos, su trabajo está escasamente representado en las revistas de alto nivel y a menudo no se las tiene en cuenta para los ascensos.

Por todo esto y más, el 8 de marzo las mujeres conmemoramos lo alcanzado y reclamamos todo lo faltante; alzamos la voz por las por las muertas, las desaparecidas, las que no tienen un espacio laboral, por las que no van a la escuela, las que viven en pobreza extrema, por las que son violentadas, por las discriminadas, por los ordenamientos jurídicos que faltan y por el resto de la lista que ya no cabe aquí.

El Día Internacional de la Mujer es uno de los más conmemorados y aclamados en el mundo, cada 8 de marzo las mujeres reafirman la lucha viva por alcanzar equidad y más allá, buscar el empoderamiento para el género femenino.