La calle siempre ha sido nuestra

Quienes venimos de una lucha social, de las movilizaciones, de la resistencia y convocatorias del pueblo sabemos perfecto ocupar las plazas publicas para hacernos escuchar, hacernos visibles ya sea por alguna protesta, conmemoración, apoyo o lo que se necesite, demostrando una sociedad unida y organizada, este sabado 18 de marzo no fue la excepción y una vez mas, una masiva concentración inundó las calles de centro de la Ciudad de México por el 84 aniversario de la Expropiación Petrolera, convocada por nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, bajo el lema “Humanismo y Rescate de la Nación”, un evento popular de éxito rotundo, proyectando entusiasmo y compromiso de Mexico con el proyecto transformador que no solo protege la soberanía energética y ha recuperado a PEMEX y CFE, sino que la forma de hacer politica, es decir con la gente, con el respaldo que se le da al dirigente de esta 4T.

El resultado favorable no es novedad, la verdadera izquierda mexicana siempre ha tomado las calles, pues entiende que, en la lucha por un país mejor, es fundamental la búsqueda de la igualdad y la justicia a través de la voz popular y de estas muestras de apoyo, algo que le enoja a la derecha pero que incluso ahora ellos han hecho uso de esta gran herramienta, lo cual celebramos, qué bueno que hagan sus convocatorias rosas y que no exista represión, porque este es un gobierno democrático y pese a que digan lo contrario, se ha respetado por mucho sus concentraciones, cuando a nosotros nos limitaban y aún así seguimos, asi que les queda mucho por aprender, lo cierto y magnífico es eso: la libertad que existe hoy.

Y es que a lo largo de la historia, las manifestaciones han sido un catalizador para el cambio y la transformación social. La oposición conservadora, con sus recientes y estrenadas marchas en defensa de sus privilegios, solo refleja que en este país existe el respeto a todas las expresiones y no es como antes donde se reprimía al expresarse, porque nuestras movilizaciones por los derechos del pueblo no han sido los “paseos dominicales y de foto” a los que los conservadores han asistido. Actos multitudinarios como las protestas estudiantiles del 68, las marchas contra las acciones cobardes de gobiernos represores, o más recientemente contra las reformas estructurales del neoliberalismo, terminaban con una larga lista de heridos y otros compañeros caídos o llevados a la cárcel. Ahora que el pueblo, a través del gobierno emanado de morena, ha tomado la vida pública, las protestas ya no son reprimidas.

Mientras el conservadurismo empezó hace apenas algunos meses con protestas a bordo de vehículos de lujo, en 1996 un activista social con camisa ensangrentada por un descalabro de macanas policiales, lideraba a chontales en Tabasco, para defender a PEMEX y los derechos de los indígenas en el apogeo del neoliberalismo zedillista que entregaba con bandeja de plata la soberanía energética de nuestro país a capitales privados a cambio de dinero, es decir, gobierno rico, pueblo pobre.

Ese líder era Andrés Manuel López Obrador, quien no dejó en paz la lucha para defender lo que es del pueblo y para el pueblo. Desde 2008 se libró una batalla contra el gobierno de Calderón y posteriormente de Peña Nieto en las llamadas reformas energéticas, entre muchas otras, donde la organización era mediante brigadistas, en el zócalo, en las plazas de las comunidades, para consultar e informar a la ciudadanía.

Por ejemplo, en las protestas de nuestro estado contra los gasolinazos, fui testigo de tantas y tantas veces de que la calle es un espacio vital para la expresión de las demandas y aspiraciones del México de “abajo”. Las marchas y movilizaciones han sido un vehículo esencial para la reivindicación de derechos y la lucha por la justicia social. En este sentido, con miles de personas se demostró este sábado pasado, una vez más, que la calle es y seguirá siendo nuestra y que unidos, podemos seguir transformado la vida pública del país, hasta recuperarlo.

Qué orgullo ver a tantos seres atendiendo al llamado del presidente, no podemos olvidar que el camino hacia un futuro más justo y equitativo no será fácil ni estará exento de obstáculos. Sin embargo, la energía y pasión mostradas en el Zócalo nos recuerdan de dónde venimos, cómo y bajo quién hemos llegado, que juntos, y con determinación, podemos superar cualquier barrera mediática, de la oligarquía, de los que están empeñados en vernos fracasar, a ese bloque les demostramos que la 4T avanza y seguirá creciendo porque contamos con el respaldo popular, sino creen, solo verifiquen en donde más existen convocatorias como estas.