Justicia para Ociel Baena

Ociel fue la primera persona no binarie en ser magistrade electoral en nuestro país. Residía y trabajaba en Aguascalientes, uno de los bastiones de la derecha y el conservadurismo. Algunas investigaciones consideran que para saber si un país es más o menos democrático hay que ver qué tantos derechos sexuales y reproductivos reconocen. Si aplicáramos esto con Aguascalientes nos daríamos cuenta que están muy lejos de ser estados democráticos. Aunque se permite el matrimonio igualitario, esto no fue gracias al trabajo del Congreso, sino a una sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Las personas trans y no binaries tienen que promover amparos para que se les reconozca su identidad. Las madres lesbianas tienen que promover amparos para reconocer a sus hijes. Intentaron regular el PIN Parental pero este retroceso fue detenido por un amparo y apenas en agosto la SCJN le ordenó al Congreso reformar su Código Penal para derogar el delito de aborto voluntario.

Si no fuera por el Poder Judicial de la Federación en Aguascalientes ni un derecho sexual y reproductivo se reconocería, ¿se imaginan ser parte de las disidencias sexo genéricas, en un estado donde la palabra del obispo, un congreso de mayoría panista y medios de comunicación de derecha influyen todos los días?

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En ese contexto Ociel Baena decidió hacerse visible y desde ese día las burlas, violencias y amenazas hacia elle no dejaron de leerse o escucharse. Y no, no fueron solamente en Aguascalientes, sino en todo el país. Ociel nunca se quedó callade, porque sabía la importancia de la resistencia, la resiliencia y la visibilidad. Habló de toda la violencia de la que era objeto, pero también de que una persona no binarie trabajará en un lugar tan importante para la vida política.

El lunes 13 de noviembre nos despertamos con la noticia de que elle y su pareja fueron asesinades en su casa. Una espera que ante estas noticias tan horrorosas la gente tenga un gramito de vergüenza, pero la realidad es que sale toda la ponzoña: personas que se alegran porque ya no esté más con nosotres, personas y medios de comunicación que le malgenerizan al nombrarle en masculino o poniendo entre comillas su cargo de magistrade, periodistas que filtraron las imágenes de la escena del crimen porque probablemente querían ayudar a que en la memoria social y colectiva se quedará la eventual teoría del caso de la Fiscalía de Justicia de Aguascalientes: “fue un crimen pasional, entre ellOs se mataron con navajas de afeitar.”

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A Ociel y su pareja les asesinó la discriminación, esa que propagan personas como Lily Téllez, Eduardo Verastegui, Salinas Pliego. Si después de estos párrafos usted cree que esto fue un crimen pasional, que la Fiscalía por fin hizo bien su trabajo y que como sociedad no tenemos responsabilidad en los hechos que pasaron; tengo que decirle que usted sigue siendo parte de este problema.

Ese mismo lunes por la noche, en todo el país muchas personas salieron a encender velas y portar abanicos para despedir a Ociel, para acompañarse, para hacernos saber que, aunque tengamos miedo, tristeza y enojo, no guardaremos silencio y exigiremos justicia.