Este 27 de abril se cumplieron nueve años de que concluyeran su ciclo vital dos históricos luchadores sociales de la Huasteca los religiosos católicos José Barón Larios y Samuel Mora Castillo.
Ambos junto con el padre Pablo Hernández Clemente integraron en la década de los setentas el Equipo Pastoral Atlapexco (EPA) y le dieron su interpretación al Concilio Vaticano II poniendo a la Iglesia al servicio de los que menos tienen.
Emprendieron junto a su tarea evangelizadora la alfabetización y la defensa de los derechos elementales de la población natural, lo que chocó con los intereses de caciques y terratenientes.
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Eso los ubicó como objetivo de la persecución del Gobierno las siguientes dos décadas en la Huasteca, porque se les llegó a considerar subversivos, cuando solo lucharon por la igualdad y la justicia.
Fueron actores y factores de cambio en la Huasteca, no solo en la de Hidalgo, pero su objetivo no se cumple aún aunque los tres ya fallecieron: eliminar la pobreza de esa tierra.
Mucha sangre se derramó en los 70s y 80s; la lista de líderes asesinados es larga así como memorables la matanzas que crearon una interminable tensión social.
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La que se amortiguó primero con el reparto Agrario, casi dos décadas después con la educación media superior y superior, pero la pobreza sigue aunque se redujo la marginación.
Hoy hay elección de gobernador y los huastecos esperan que la visión cambie porque la carretera qye ha requerido miles de millones de pesos, poco ha contribuido a eliminar la pobreza.
Cuando lo que se requiere es un proyecto integral que sume a la franja norte de Hidalgo a la economía del Golfo de México, no a la del sur del estado.
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