“Invertir en las personas, priorizar en la educación”  

A propósito del Día Internacional de la Educación, este 24 de enero las voces se alzaron en torno a la acción más que a la reflexión de quienes intervienen en los procesos educativos.  

Las condiciones educativas mundiales dieron un vuelco con la aparición de la pandemia que marca un antes y un después, ahora enfrentamos una crisis educativa mundial, con pérdida de aprendizajes y evidente descontrol emocional tanto en alumnos como en docentes, es inminente repensar y replantear la educación para hacer realidad el derecho fundamental de todos a la educación de calidad y construir un futuro más sostenible, inclusivo y pacífico.   

Para esta quinta conmemoración, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) determinó el lema “Invertir en las personas, priorizar en la educación”.

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En este año, los números presentados por la propia UNESCO se reafirman crueles, hoy en día, 244 millones de niños y jóvenes en el mundo están sin escolarizar mientras que 771 millones de adultos son analfabetos, su derecho a la educación sigue siendo violado y esto es inaceptable.  

No solo es concientizar sobre la importancia de una educación de calidad a nivel mundial, es dimensionar que, justo la educación, debe ser un vehículo para la mejora personal, social, económica, de bienestar y desarrollo, y es uno de los actores indispensables para que los países alcancen igualdad de género y se rompa el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.  

Para nuestro país las condiciones no son halagüeñas en este renglón, en el estudio Indicadores nacionales de la mejora continua de la educación en México, edición 2022, realizado por la Comisión nacional para la mejora continua de la educación en México (MEJOREDU), se incluye un apartado dedicado al Impacto de la contingencia sanitaria por COVID 19, que bien vale la pena desmenuzar en posteriores apuntes, y a grandes rasgos  señala que la pandemia no sólo expuso, sino que también acentuó las desigualdades en el ejercicio del derecho a la educación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes. 

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Igualmente, el estudio sostiene que la emergencia sanitaria puso en riesgo la permanencia del alumnado en el sistema educativo y elevó las posibilidades de desafiliación y de interrupción parcial o definitiva de la trayectoria escolar, en particular de estudiantes de poblaciones históricamente vulneradas en sus derechos más elementales y en situación de pobreza, las cifras son reveladoras en todos los niveles educativos.  

Este quinto Día Internacional de la Educación fue dedicado a todas las niñas y mujeres de Afganistán que se ven privadas de su derecho a aprender, estudiar y enseñar y condenó este profundo atentado contra la dignidad humana y contra el derecho fundamental a la educación. 

En la actualidad, el 80%, es decir, 2.5 millones de niñas y jóvenes afganas en edad escolar, están sin escolarizar. Esto incluye a 1.2 millones a las que se ha prohibido el acceso a las escuelas secundarias y universidades por decisión de las autoridades de facto. 

La educación de calidad es la aspiración más pura para el desarrollo y consolidación de cualquier país, es imprescindible para que las sociedades rompan ciclos de pobreza, promuevan equidad de género y respeto por el entono.