Iniciaron las campañas para gobernador en Hidalgo y en los próximos días vamos a estar bombardeados con publicidad, propuestas, debates y cuanta cosa se desprende de ellas. Un componente importante al momento de elegir a nuestros gobernantes es el corazón, aunque nos guste decir lo contrario, en realidad poco usamos la razón, nos cuesta trabajo ser racionales.
Normalmente las campañas son iguales, el candidato del partido que está en el poder va a decir que se han hecho cosas buenas mientras que los otros van a tratar de evidenciar todo eso que se ha hecho mal. ¿Propuestas? Sí, por ahí algunas, propuestas que ataquen problemas de fondo serán pocas y las promesas y las dadivas serán muchas, en este sentido las elecciones no son muy diferentes a cuando elegíamos a la reina de la primavera en el colegio.
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Nuestros problemas en Hidalgo son muchos y por eso abruma tanta información en un tiempo relativamente corto, por lo mismo yo acostumbro poner mi atención en pocos problemas, los que considero más urgentes, escucho las soluciones, las comparo y dejo un poco a un lado lo demás. En lo personal pienso que hay dos problemas que Hidalgo tiene que solucionar con urgencia, el primero es la pobreza y el segundo es la seguridad y la justicia. Si Hidalgo pudiese mejorar mucho en esos dos aspectos nos cambiaría la vida.
Coneval nos dice que en 2020 en Hidalgo había 250 mil personas en pobreza extrema, esa es la pobreza que puede llegar a matar, pero en realidad la mitad del estado es considerado pobre. Necesitamos urgentemente sacar a esas 250 mil personas de la pobreza extrema y lograr que 1.3 millones de hidalguenses dejen de ser pobres lo más pronto posible. El juego consiste entonces en disminuir la pobreza o si se le quiere ver distinto, el juego consiste en saber cómo aumentar la riqueza porque al final la pobreza no es otra cosa que la ausencia de riqueza.
El problema viene en el cómo y el costo, ahí hay que poner el ojo, en el corto plazo se necesitan programas, políticas públicas que ayuden directamente a esas personas que son muy pobres pero además se necesitan reglas del juego y políticas públicas que ayuden a crear riqueza para todos. No necesitamos limosnas, necesitamos ser más productivos y saber transformar bienes y servicios para vendérselos a todas las personas que los necesiten. Al mismo tiempo debemos entender que este es un proceso, esto lleva su tiempo, no hay formas mágicas para hacernos ricos de la noche a la mañana, necesitamos empezar ya para ver frutos en unos años.
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Hidalgo necesita industrializarse más y exportar, pensemos en estados más ricos que el nuestro, por ejemplo, diez dólares de cada cien de mercancías que se exportan salen de Nuevo León, seis de Guanajuato, tres de Querétaro. Ahora pensemos en estados más pobres, entre Oaxaca y Chiapas apenas alcanzan a exportar medio dólar de cada cien, la misma cantidad que Hidalgo. Si Hidalgo se conectara más a la economía global podríamos sacar a muchas personas de la pobreza. Para esto se necesita inversión, mucha, tanto pública como privada, el gobierno necesita educar mejor, capacitar, mejorar infraestructura, seguridad y justicia eficiente, reglas del juego que hagan atractivo a Hidalgo. Hoy las empresas no buscan que el gobierno les regale terrenos o que les condone impuestos para instalarse, lo que buscan es conectividad, buenos servicios públicos, un buen marco jurídico, seguridad, pero sobre todo personas capacitadas, personas capaces de realizar las tareas.
Cambiar por cambiar no basta, hay que ver si ese cambio viene acompañado de buenas ideas, modernas, eficientes para crear riqueza y darnos una vida más segura. Cambiar por cambiar no es bueno en sí mismo, recuerden que siempre es posible estar peor.
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