Garlito
El hábito no hace al monje, reza una conseja popular, crea fama y échate a dormir, señala otra más, somos lo que parecemos, porque la mona aunque se vista de seda, mona se queda; no solo los seres humanos tenemos personalidad, comportamiento, atención, educación y cultura, una imagen única que nos identifica con los demás pero también nos hacen distintos a los otros ya que en gustos se rompen géneros, cada uno tiene su propio estilo, asimismo las instituciones no solo deben atender a ciudadanos sino que deben dar una imagen pública para que se les respete, desde la misma entrada hasta las oficinas de altísimos mandos.
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Quicio
La nuestra es aún una cultura conservadora y las personalidades humanas sujetas a ciertos estereotipos que intentan dar una imagen falsa, engañosa, doble moral, los avances en los derechos humanos, permiten ahora a casi todos, expresar a través de su manera de vestir y ser, lo que realmente somos, tenemos una imagen pública; así sucede con las dependencias gubernamentales que sufren en las afueras de sus instalaciones un constante complot de intereses extraños, en deteriorar la imagen de sus flamantes nuevas instalaciones por puestos de alimentos y mil comidas chatarras, justo en los quicios de sus puertas, como anuncio de un despropósito: a las afueras del Hospital del Niño DIF, todas las golosinas, bebidas y comidas que dañan la salud, en una invasión permitida, ¿Quién regula la instalación de puestos en las afueras de las instituciones públicas?, ¿Presidencia Municipal, o los mimos encargados del área de servicios generales o los directivos?
Nefasta situación, un proyecto arquitectónico con raros elementos estéticos pero al fin de cuentas nuevo, el Hospital de Especialidades del IMSS, ve destruida su imagen por una serie de puestos fijos y semifijos, que se apropian de la banqueta, del paso de los peatones, con las mismas mercancías que por ética profesional médica, debería ser prohibida su venta, igual situación sucede con su vecino de enfrente ISSSTE, cuyo tianguis a sus puertas lo convierte en un adefesio, contaminación visual y un espacio no adecuado para pacientes que se recuperan entre olores a garnachas y tacos, seguro es que ni encargados del mantenimiento, ni directores o secretarios de sector observan esto, la alcaldía ausente eternamente en sospechosa complicidad con evidentes mafias de comerciantes; como sea son varias, todas las dependencias de gobierno estatal, son invadidas por comerciantes que presentan todo, suciedad, falta de higiene, prepotencia y desfachatez; estamos ante una relación de complicidad entre comerciantes y autoridades, ¿Quiénes son los propietarios de estos comercios?
Insulto
La justificación de comerciantes profesionales y miles de personas que tratan de hacer de la venta de mil productos una manera honesta de sobrevivir, ante la falta de empleo y la pandemia que avanza, se sale a la vía pública a mercar todo tipo artículos, algunos semifijos deambulan por las calles en una triste realidad de pocos clientes y mucha competencia, ahí se distinguen las clases económicas de comerciantes, muchos con enseres domésticos instalan sus puestos, otros bajan sus mercancías de camionetas de carga, sus puestos bien instalados, incluso hay quienes instalan infraestructura metálica de un día para otro y se apoderan no solo de las instituciones públicas, sino de sus inmediaciones con otros cómplices, sitios de taxis de dudosa reputación, estas escenas cotidianas se ven abrumadoramente a las afueras de los juzgados, en centro cívico sector primario, donde al parecer en sus propias narices se puede delinquir o ser ilegal, ahí mismo donde jueces y secretarios, degustan unos tacos de canasta o una torta de tamal, misma contradicción ver médicos alimentándose con comida chatarra; México y lo mexicano.
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Las autoridades de Salud, deberían salvar a instituciones médicas de comida chatarra en sus linderos, el Presidente del Tribunal atender lo que sucede en las afueras de los juzgados, misma situación en las afueras de la Secretaria de Hacienda y todo ese sector que presenta una invasión alarmante de venta de comida no nutritiva y otorgando un pésimo aspecto a su fuero, la Presidencia municipal de Pachuca parece superada en todo, a ellos no se les puede exigir nada porque nada hacen, ¿alguien puede salvar la imagen pública de las instituciones públicas del estado? Sus anomalías van desde el quicio de la puerta a las oficinas de los altísimos.