Hora de la unidad nacional y federalista

Históricamente dedicado a enaltecer nuestra Constitución, este febrero ha iniciado llevando la mirada y el sentimiento nacionales por otros rumbos, mucho más complejos a los festivos de una celebración, en este caso la del aniversario constitucional, de suyo caracterizado este año por una brevísima etapa de profundas modificaciones al texto surgido del constituyente de Querétaro hace 108 años.

Se veía venir, pero se dudaba de la decisión. La presión arancelaria llegó finalmente desde Washington con el mes; contundente, sin lugar a duda. Ahí está la orden del presidente Trump para gravar los aranceles de productos mexicanos importados a los Estados Unidos en un 25%: alimentos, bebidas y autopartes.

Al problema esperado lo complica el fundamento de la determinación firmada en la Casa Blanca, una declaración poco amigable, por decirlo con suavidad, para su país vecino del sur y socio comercial regional. Desde ese momento las expectativas rebasaron el tema migratorio, lo económico y lo relativo al ingreso de fentanilo al territorio norteamericano, generando mayor tensión entre ambos gobiernos.

La justificación de aquella orden, afirmando una alianza de los cárteles con el gobierno de México – irresponsable la calificó en su mensaje de ayer la presidenta Sheinbaum -, produjo un giro inesperado: hizo escalar el nivel de la tensión y puede llevarla al conflicto. La respuesta inmediata de la mandataria fijó la posición de su gobierno. Ahora significa un reto mayúsculo para nuestra Cancillería, a riesgo de quedar atrapada entre la inveterada experiencia de la diplomacia mexicana, y la estridencia del discurso nacionalista.

Igualmente, afectadas Canadá y China, sus gobiernos reaccionaron en contra; también en los Estados Unidos hubo respuestas en igual sentido. Un grupo de congresistas pidieron a su presidente dar marcha atrás a su orden; en Texas y Arizona la iniciativa privada señaló los costos locales para el sector productivo por la afectación al consumo.

Aquí, el Partido Revolucionario Institucional comunicó su rechazo a la imposición de los aranceles al tiempo que negó su apoyo al gobierno de la República en cuanto a sus “acciones producto de la improvisación y el desatino”; pero le llamó a defender los intereses y la soberanía nacional con firmeza. La Conferencia Nacional de Gobernadoras y Gobernadores, Conago, expresaron en un Desplegado su unidad en torno a la presidenta Claudia Sheinbaum.

Al inicio del periodo de sesiones del Congreso de la Unión, fue el discurso encendido del diputado Ricardo Monreal, la expresión más elocuente del Poder Legislativo, ilustrada con la peculiar dosis del más puro mexicanismo en una manta frente a la tribuna legislativa con la advertencia: ¡¡Trump: a México se la pelas!!

Lo cierto es la necesidad de un discurso sensato, inteligente y propositivo, sin demagogias ni alardes trasnochados, sí con razonamientos basados en el contexto internacional, el actual a partir del nuevo gobierno de Donald Trump cuyos impactos no se quedan en nuestra frontera, ni siquiera en la región comercial donde somos socios con las dos potencias del norte; se extienden a todo el planeta. El anunciado plan de acción lo dará a conocer hoy la presidenta, quien también dijo estar en espera de una respuesta de su colega norteamericano.

Para obtener el verdadero respaldo nacional, indispensable en esta hora, el gobierno federal necesita permear su discurso hasta lo más profundo del país. Para obtenerlo debe construir una narrativa con visión federalista, apoyarse en gobiernos estatales y municipales; poderes e instituciones locales, llamar a la unidad desde el Palacio Nacional, pero replicar su mensaje en cada población, en todos los núcleos sociales donde habrá una repercusión a lo ordenado en la Casa Blanca.

No sobra atender al filósofo español Fernando Savater: “Trump va a lo suyo” (theobjetive.com 26/I/25)


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